Es la historia de un padre empeñado en vengar la muerte de su hijo por parte de la mafia narcotraficante. Hay que reconocer que técnicamente está muy bien hecha, mejor actuada y con una portentosa fotografía que muestra la maravilla de un paisaje nevado y muy frío, acompañada de una fantástica banda sonora.

El problema —según mi modesta opinión— está en el libreto que aunque está bien estructurado y no cae en lugares comunes, a partir de los 20 minutos iniciales se vuelve muy confuso con la aparición de un montón de personajes secundarios nuevos que van cayendo uno tras otro como víctimas de la venganza y que no se sabe muy bien quiénes son y a qué bando pertenecen (porque además se le agrega otra faccion mafiosa a la original) hasta que al final uno ya ha perdido el hilo de la historia.

Y más allá de la calidad con que están rodadas las escenas de acción y que la mismas sean abundantes hasta el final se tiene esa extraña sensación de que deberás rebobinar varias veces el DVD para tratar de entender cuál es la trama y hacia adonde apunta la misma.

Por último es dable señalar una tonta incongruencia (tonta porque fácilmente podría haber sido corregida) en determinado momento se menciona que el protagonista tiene 46 años y el septuagenario Bruno Ganz no da —no puede hacerlo— la talla en cuanto a la edad.