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Voto de antonalva:
8
Drama Para Jack, un niño de cinco años, la habitación es el mundo entero, el lugar donde nació, donde come, juega y aprende con su madre. Por la noche, mamá lo pone a dormir en el armario, por si viene el viejo Nick. La habitación es el hogar de Jack, mientras que para su madre es el cubículo donde lleva siete años encerrada, secuestrada desde los diecinueve años. Con gran tesón e ingenio, la joven ha creado en ese reducido espacio una vida ... [+]
4 de marzo de 2016
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuestro mundo es la suma fragmentaria de las cosas que conocemos o que nos han contado del universo. Nuestra visión del mundo depende de lo que podamos abarcar con nuestros sentimientos, sensaciones, percepciones e intelecto y siempre será algo parcial e incompleto que apenas refleja un puñado de posibilidades y alternativas, siempre cambiantes, aleatorias y en perpetua fluctuación. Y a veces la única vía de escape es la fantasía, que nos permite dilatar y extender los límites de nuestra cárcel circunstancial. Estar presos puede ser una sensación, un temor, una condena o una realidad, pero depende de nosotros, de cómo lo percibamos y lo denominemos, para que lo que tal vez sea un cautiverio, un valle de lágrimas o un calvario pueda ser soportable y nos podemos enfrentar el día a día que se abre ante nosotros.

Aunque estemos ante una ficción, lo terrible es que casos similares han ocurrido – que sepamos – tanto en Europa como en EEUU, lo cual confiere a esta cinta un plus de autenticidad lacerante que nos perturba y conmueve. Los abusos sexuales, la violencia explícita o implícita de lo que vemos (o de lo que permanece fuera de campo pero se sugiere con sutil contundencia), el sadismo de algunas personas con sus semejantes, el abuso de autoridad, la manipulación y la brutalidad que algunos son capaces de ejercer sobre los demás… todo ello tiene cabida en esta portentosa cinta que abruma por su aparente sencillez, por su exquisito tacto y por su firme sensibilidad e inquebrantable compasión con el sufrimiento humano. Lo que podría haber sido un mero telefilme adocenado es un espeluznante estudio sobre la crueldad y nuestra asombrosa capacidad de supervivencia.

Quizás lo más destacable de la cinta sea el admirable guión de Emma Donoghue (que adapta su propia novela). Encuentra siempre el tono justo, sin recrearse en lo truculento que relata pero sin omitir ningún detalle atroz, sin esquivar el dolor, perplejidad, espanto, abatimiento e impotencia de sus protagonistas. La primera hora plantea una situación insalubre y claustrofóbica, mientras que la segunda hora ahonda en las dificultades de sobrevivir al fin del horror, en cómo nos resistimos a cerrar nuestro duelo personal, por la sensación de aislamiento, soledad y rabia que sentimos al no entender que el mundo haya podido seguir adelante en nuestra ausencia. Otro gran acierto es centrarse en el punto de vista del eslabón más débil, el niño, su mirada inocente, su capacidad de asombro, su desconcierto.

Pese a las salvajadas que se retrata, estamos ante una película luminosa y esperanzadora, llena de vida y de ilusión, repleta de matices y de aciertos. Una experiencia nutritiva insoslayable.
antonalva
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