Haz click aquí para copiar la URL
Voto de antonalva:
6
Comedia. Terror Viago, Deacon y Vladislav son tres vampiros que comparten piso en Nueva Zelanda. Hacen lo posible por adaptarse a la sociedad moderna: pagan el alquiler, se reparten las tareas domésticas e intentan que les inviten a entrar en los clubs. Una vida normal, salvo por una pequeña diferencia: son inmortales y tienen que alimentarse de sangre humana. Cuando su compañero del sótano, Petyr, convierte en vampiro a Nick, nuestros protagonistas ... [+]
6 de julio de 2015
38 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva Zelanda apenas es una cinematografía transitada, no sólo por estar en nuestras antípodas, sino porque más allá de los herrumbrosos anillos dorados de Peter Jackson, no hay nadie de renombre que proceda de allí. Por lo tanto, tierra virginal e ignota. Por ello produce especial simpatía ver en una oscurecida sala de cine lo que parece una cinta de bajo presupuesto y ejecución artesanal (por su acabado – quizás buscado y en todo caso logrado – algo tosco y granulado) que nos llega con cándida osadía y resuelta desvergüenza.

Además aborda el tan trillado como fatigado género de vampiros con brío y determinación, aportando un tan necesario aire fresco como irreverente, añadiendo humor e ideas sabrosas al obsolescente mundo de las dentelladas sedientas de sangre humana. Se toma en serio el mundo vampírico que parodia – una de sus virtudes – y ese concienzudo y admirado respeto por los añejos precedentes apolillados es una de las bazas de esta comedia bufa que no deja títere con sangre ni lugar común por expoliar. Pero no es un mero plagio descarnado, sino que crea un mundo propio, creíble en su absurda cotidianeidad, poblado de licántropos, siervos, hipnotismo y zombis, ofreciendo un compendio fantástico del género gótico.

En apenas hora y media – otro de sus méritos: no alargarse demasiado, la justa medida es virtuosa – recorre los mejores tópicos del género: vanidad carcomida, seducción compulsiva, sexualidad desaforada, manías rancias, romanticismo de cartón piedra, candelabros de corta y pega, sótanos devastados y quejumbrosos, policías influenciables y atontolinados, informáticos pavisosos y mudos (una aportación memorable al género, paradigma de la memez inoperante y borrega imperante en el tecnificado mundo actual), en definitiva, una galería que une lo reconocible con la ocurrencia descarada y cañí en barroco aquelarre jocoso y desmitificador.

Conviene decir que si bien hay muchas ideas llenas de chanza e ingenio que provocan la carcajada agradecida y el guiño cómplice, el conjunto acaba estando por debajo de sus posibilidades, como si estuviéramos asistiendo a un boceto apresurado de un diletante con talento en vez de presenciar el cuadro terminado de un maestro. Hay muchas ideas, mucha chispa, muchas propuestas y mucho donaire… pero al final prevalece la sensación de que asistimos al ensayo de una pieza teatral aún verde y por pulir, donde aún hay muchos pormenores que mejorar y todo resulta demasiado episódico, quizás abducido por el formato televisivo que todo lo corrompe. Un catálogo de felices ocurrencias no presupone una buena película. Divertida pero mejorable.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow