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Israel Israel · santiago
Voto de korzowei:
10
Ciencia ficción. Thriller. Acción Un fallido experimento para solucionar el problema del calentamiento global casi acabó destruyendo la vida sobre la Tierra. Los únicos supervivientes fueron los pasajeros del Snowpiercer, un tren que recorre el mundo impulsado por un motor de movimiento eterno. Adaptación de la novela gráfica "Le Trasperceneige", escrita por Jean-Marc Rochette y Jacques Loeb. (FILMAFFINITY)
1 de diciembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película con la temática política más atrevida que posiblemente ha salido en décadas de los USA: la lucha del ser humano contra los condicionamientos naturales y los condicionamientos sociales, aquellos que producen determinadas estructuras politicas y economicas. Aquellos que producen “sistemas”: trenes que nos llevan por los raíles del planeta, firmes, seguros, pero a la vez inexorables, inmutables, salvación y condena al mismo tiempo.

La película comienza narrandonos una revolución. Incluso dentro de una revolución, todos ocupan su lugar predeterminado: el héroe, el secundario, el viejo maestro, el retratista que plasma los hechos, la masa, etc. Incluso ello está perfectamente medido. Lo revolucionario, nos comunicarán en adelante, es la ruptura del ciclo, la apertura de una puerta, “esa puta puerta” (la más importante de todas) que acaba convirtiéndose en un muro, una barrera, más mental que física, más social que natural, más metafórica que real.

Porque obviamente en la película todo funciona a nivel metafórico, simbólico. No puede ser de otra forma, ya que el más mínimo análisis en la coherencia del espacio-tiempo o las leyes de la física y la química demuestran que a los creadores les importaba muy poco la verosimilitud, sino únicamente el mensaje. La película funciona, pues, a nivel mitológico: “The train is the world, we the humanity”. Solo de este modo podemos entrar en su juego y aceptar los hechos que dentro de este tren, de este “mundo” con lógica interna propia, suceden.

No es difícil esto tampoco porque, pese a ser una producción mainstream estadounidense, se nota el buen hacer koreano en suficientes momentos (fotografía comiquera, escenas de acción líricas, etc.) como para elevar la película muy por encima del montón de scy-fy de pompa y circunstancia con la que se nos bombardea ultimamente desde los USA. Bong Joo Hoo ha tenido problemas (que raro...!) para finalizar y distribuir su filme, por desaveniencias con parte de los productores. Se ve que el director no quiso renunciar a nada, ni a llevarse a su actor preferido (Song Kan Ho, que nuevamente vuelve a partir la pantalla cada vez que sale), ni a las dosis de violencia gráfica e implícita, ni a un mensaje completamente “antisistema” en el que héroe y villano son parte de la misma moneda, pero al contrario de lo que puede suceder en otros casos recientes similares (pienso en Joker y Batman), el héroe, por mucho que luche por redimir sus pecados, no tiene salvación posible en este tren. Porque no hay salvación dentro de los vagones...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
korzowei
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