Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Quatermain80:
7
Citizenfour
2014 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Edward Snowden, Jacob Appelbaum, Julian Assange ...
7,2
6.803
Documental En enero de 2013, Laura Poitras comenzó a recibir correos electrónicos cifrados firmados por un tal "Citizenfour", que le aseguraba tener pruebas de los programas de vigilancia ilegales dirigidos por la NSA en colaboración con otras agencias de inteligencia en todo el mundo. Cinco meses más tarde, junto con los periodistas de The Guardian Glenn Greenwald y Ewen MacAskill voló a Hong Kong para el primero de muchos encuentros con un ... [+]
30 de marzo de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que el miedo es cosa harto útil lo han sabido siempre los poderosos y los gobernantes. El miedo disciplina, cohíbe, y hábilmente gestionado, cohesiona. El miedo, ya sea ejercido sobre otros o esgrimido como defensa contra otros, es uno de los mejores mecanismos de control social jamás creados. Todas las personas, en algún momento o siempre, sienten miedo, pero en la mayoría de los casos sus temores son individuales; no obstante, hay ocasiones en que esos miedos cobran relevancia colectiva, y aquí hace su aparición el Estado, al que los ciudadanos conferimos la misión –entre otras- de protegernos de tales temores, incluso en el caso de que provengan de nosotros mismos. Pero como la Historia nos demuestra, son muchas las ocasiones en las que el Estado se extralimita en el ejercicio de su poder –tendencia tal vez intrínseca a todo poder-, y la fórmula más recurrente para lograrlo es el miedo, en virtud del cual se justifica todo lo que este acertado e interesante documental nos muestra.

Dividido en tres partes bien diferenciadas que sirven como introducción, nudo y desenlace, el objetivo del filme es denunciar el espionaje masivo y constante al que, en virtud de las leyes contra el terrorismo (he aquí el enemigo, el miedo encarnado), las agencias de seguridad estadounidenses someten a los ciudadanos propios y ajenos. Adicionalmente, hay también una estimulante reflexión en torno a los medios a través de los cuales se ejerce ese espionaje, pues paradójicamente, nuestra creciente necesidad de intercomunicarnos, unida a nuestra también creciente necesidad de consumo, constituyen el canal por el que penetran los espías. Siempre que una compañía intenta vendernos un nuevo móvil, una nueva conexión a internet, o que un banco nos tienta con una nueva y mejoradísima tarjeta de crédito, usan como argumento la enorme libertad que el uso de tales productos nos va a proporcionar, y he aquí la paradoja tecnológica que revela el documental: cuanto más uso hacemos de esa libertad, más presos estamos, mayor es el control.

El nudo del documental es la entrevista con Snowden, pero más allá de los datos concretos que de ella se derivan a mí me ha resultado más interesante observar algunos momentos, reveladores de lo que se denuncia. En este sentido destacan la tortuosa toma de contacto, encriptaciones de por medio; el enclaustramiento constante de Snowden; el episodio del teléfono y de la alarma de incendios; las primeras noticias que recibe de su novia; los cambios de apariencia y atuendo para escapar, etc. Todas esas acciones, por sí solas, son mucho más elocuentes que las diversas explicaciones y vericuetos acerca de las herramientas informáticas por medio de las cuales nos espían, y encuentran su perfecta conclusión en esa secuencia final, paradigma de todo lo que encierra el filme. Por tanto, aunque formalmente no haya nada aparentemente llamativo o brillante, sí lo es la decisión de exponer de la forma ya mencionada la tesis central, que nos queda mucho más clara gracias a esas imágenes.

Una última reflexión, a riesgo de hacerme pesado. El documental, por razones obvias, no puede establecer las pertinentes comparaciones históricas, limitándose a contextualizar lo que denuncia en el marco de la “guerra contra el terror” posterior al 11 de septiembre. Pero lo cierto es que guerras han habido muchas, al igual que enemigos y miedos, ya fueran, según la época, los bárbaros, los judíos, los herejes, las brujas, los comunistas, etc. Y siempre desde el poder, para protegernos contra tales enemigos y amenazas, se ha practicado el abuso, el espionaje, el control de la información. Lo que ocurre ahora es que los medios empleados han cambiado, se han sofisticado, pero en esencia no hay nada realmente nuevo. Pensar que el espionaje, incluso en el marco de las democracias, puede ser limitado eficazmente por las leyes, es caer en la ingenuidad, dada la naturaleza del mismo y la lógica a la que sirve, que es la del poder. Como escribió Vázquez Montalbán en su prólogo al excelente ensayo “La novela de espías y los espías de novela” de Juan Antonio de Blas, “El fin justifica el espionaje”. Pese a todo, merece la pena ver este documental, aunque solo sea para hacernos más conscientes de hasta qué punto, y tal como sentenciaba de Blas, “desde los satélites […] hasta la caja de ahorros, ¡nos espían!”.
Quatermain80
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow