En un supremo ejercicio de cinismo (esa hipocresía tan típica de los países anglosajones), la industria de Hollywood lleva ya algún tiempo intentando hacerse perdonar los excesos de Weinstein y amigos a través de una sucesión de películas con claros ribetes pseudo-feministas. Obsérvese que la citada industria ha encontrado una excusa perfecta para vendernos ¡otra vez! la misma mierda y, ya de paso, quedar de puta madre sin arriesgar ni un poquito. ¿”La Guerra de las Galaxias” es un clásico del cine de aventuras y una apuesta segura para reventar la taquilla? Cambiamos de sexo (de sexo, no de género…) al protagonista, incluimos a algunos de los actores que participaron en la trilogía original y ya podemos volver a recaudar un montón de millones con la misma historia que vendimos hace cuarenta y tantos años… sólo que peor. El truco es tan bueno que todo el mundo se ha puesto a copiarlo como locos… y claro, a veces, el invento sale chungo y los aprendices de brujo se estrellan con todo el equipo (léase “Cazafantasmas” o “Terminator: Destino Oscuro”). Lo peor de esta engañifa es que sus ecos alcanzan a películas poco comerciales que se sienten tentadas a adoptar la misma óptica, la cual, además de ser una gilipollez, les queda como a un Cristo una chupa de cuero y una recortá.
En el caso de “The Furies” además la cosa tiene un puntito raro… ya que ni queriendo (¡ni aunque el misógino más recalcitrante hubiese puesto toda su intención en ello!) habrían sido capaces de esbozar a un grupo de mujeres más torpes, histéricas e interdependientes. ¿Creen que estoy exagerando? Sólo saben gritar y correr dando trompicones de un lado para otro y, si por casualidad, se ponen de acuerdo para hacer algo… o bien acaban traicionándose o la cagan estrepitosamente. Por el contrario, el diseño de los asesinos está currado (el de la máscara con cara de bebé es un poco cutre, pero bueno…) y las muertes, con las elevadas dosis de exageración (no, si a una persona le incrustan un hacha enorme en la espalda, no puede levantarse del suelo y echar a correr como si tal cosa) y desparrame de hemoglobina que son típicas en estas producciones, resultan correctas.
En resumidas cuentas, una película de terror del montón que podía haber sido mucho mejor si se hubiesen centrado más en atar los detalles y no en escribir cosas como: “el mundo es un lugar jodido, gobernado por hombres jodidos”. Pues vale.