Katrine tiene una buena vida y disfruta de su familia en Noruega. Esconde un secreto: es una niña Lebensborn y tiene un pasado. Un joven abogado (que no se sabe muy bien de donde sale) se plantea llevar el tema al tribunal de derecho humanos de Estrasburgo y contacta con ella. Resulta que después de la victoria aliada los niños de los orfanatos lo pasaron muy mal y sufrieron persecución por sus orígenes y que Katrine tuvo mucha suerte porque la devolvieron a Alemania del Este, que en verdad es una tal Vera y que se tuvo que hacer agente de la Stasi para poder sobrevivir en Alemania del Este, que la enviaron en misión a Noruega y que se cargó (sin querer) a la auténtica Katrine suplantando su identidad. Todo esto se descubre cuando el abogado (¡oh cielos!) y de repente tiene acceso al material de los años del muro de Berlin, y puede contrastar los datos desvelándolo todo en vida de los protagonistas lo que causa una huida hacia adelante de los implicados por la vergüenza que sienten. El material se le hace entrega a la hija abogada de Katrine para que lo afronten en la intimidad. En todo momento se ve la animosidad del abogado y la cara de no creerse a su hija de la que hace de madre de Katrine, Liv Ullmann, sin que le hayan contado nada, de forma que cuando se lo cuentan se conforma rápido sin problemas.
El que lo tiene más duro es el marido, al que Vera tenía que espiar pero que ella decía que no quería.
La moraleja es que las víctimas aunque en situación comprometida, no tienen el porque demostrar su inocencia. Faltaría.

A título personal siempre me ha llamado la atención la condescendencia que tuvieron los aliados con nuestro dictador durante los años de desarrollismo. No se sabia demasiado bien a cuenta de que se le consentía el permanecer cuando lo más fácil del mundo hubiera sido "hacerle entender". Dicen que si las bases militares y eso. A menudo pienso que por el valor estratégico, con más razón la prioridad número uno tendría que haber sido deshacerse de él.
Las barrabasadas del tipo deLebensborn, con criaderos de niños perseguidos después para ser violados y vejados por los vencidos como botín de guerra, son muy difíciles de tapar por la cantidad de gente afectada que sobrevivió. Yo entiendo que los crímenes de guerra entre contrincantes no civiles y las revanchas en caliente son lamentables y muy tristes pero entran dentro de lo predecible en una guerra. Lo que ya no es tan normal es terminar haciendo primero los unos de doctor Moreau y luego los otros rey Herodes exterminando niños y eso. Por fuerza la generación siguiente después de la contienda mundial tuvo que sentir vergüenza ajena de sus progenitores. Se tiene que tener estómago para cosas como estas.. Y al fin y al cabo Franco era un mal menor que no había tenido nada que ver con eso y no era más que un viejo con las horas contadas en un país muy cómodo y seguro.