Amor de Michael Haneke, es un drama real y psicológicamente duro para el espectador, dada la visión que hace ver a cada uno de nosotros de lo que puede ser el final de nuestros días. Dirigida de forma personal e impecable, cala en el espectador con un ritmo muy natural, tanto, que sabiendo desde el principio cual será el final, absorbe al público en torno al como sucederá.
El guión, escrito por el mismo director, tiene mucha verosimilitud con nuestra realidad, tanto, que estremece con un argumento emotivamente creíble y sentido. Magistralmente interpretado por Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, muy compenetrados y convincentes, ofreciendo una actuación que apenas roza el teatro, sino que parece más bien que viven sus propias vidas.
La música, brilla por su ausencia, (ironías del director cuando sus protagonistas son músicos y están en el ocaso de sus vidas), y aprovecha esos silencios para dar mayor dramatismo a la trama, la cual llega a ser absorbente y penetrante.
En definitiva, lo considero un film inesperadamente arrollador en cuanto a emotividad, (tratándose de Haneke), con una atmósfera muy realista y provocadora, que atrapa al espectador de forma estremecedora. Recomendable para aquellos que busquen historias sencillas pero enormes a la vez, de un inmenso romanticismo y con espléndidas actuaciones.