Ya se sabe aquello de "ser más lento que el caballo" del malo, pero en este aburrido recorrido por los bellos paisajes bolivianos no es que sean lentos, es que nunca llegan y cuando lo hacen montan un churro de asalto sin sentido. Hay que ver lo que se entretienen los dos protagonistas en su "huida", nada desesperada por cierto.

Claro que tiene cosas buenas. La fotografía magnífica y los actores no están mal, pero pasa lo que tantas veces ocurre, que la falta de credibilidad y la sensación de no ocurrir nada destacable lo fastidian todo.