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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
4
Drama En 1865, tras el asesinato de Abraham Lincoln, ocho personas son detenidas y acusadas de conspirar para matar al presidente, al vicepresidente y al secretario de Estado. Entre ellas está Mary Surratt (Robyn Wright), la dueña de una pensión, donde John Wilkes Booth (Toby Kebbell), el autor material del magnicidio, y sus cómplices se reunieron y planearon el atentado. Mientras el resentimiento contra el Sur domina a las autoridades de ... [+]
7 de marzo de 2012
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La conspiración” es una película que valorará un espectador que no sea norteamericano. Las tibias críticas recibidas y escaso éxito en taquilla en EEUU (no llegó ni a recaudar la mitad de su presupuesto de 25 millones de dólares) contrastan con la recepción fuera de sus fronteras y tal vez tenga la correcta explicación en la historia del personaje que retrata. Hablar de la vida de Mary Surratt y su hijo en EEUU parece un tema tabú al darse por sentado (y generalizando) que la autoría del magnicidio fue de un solo hombre cuando está constatado que existió una conspiración detrás. Tal vez por eso esa frase «Quiero a esta gente enterrada y olvidada» da pie a las resonancias futuras que han quedado en el calado popular. La supuesta ‘verdad’ que quería que creyésemos el Secretario de Guerra en aquel entonces se perpetuó hasta nuestros días.

Entre la justicia y el poder hay un vacío que corre el telón de la democracia para mostrarnos las bambalinas del juego de la política, capaz de reinventar las reglas del juego a conveniencia. Y eso no es algo ‘muy americano’ y que guste en demasía allí. Más los paralelismos que establece la obra de Redford en esa frase lapidaria: «Para que haya paz tienen que morir otros inocentes». Yo la definiría como una película incendiaria sin incendio. Me parece excelente la terrible injusticia histórica y documentada que cuenta pero la forma y el envoltorio es, a mi juicio, ineficaz y decepcionante. Ineficacia que por una parte quedó mostrada en “Leones por corderos” al ser insuficiente su capacidad de integrar las historias sobre la manierista articulación de los mensajes y verdades que exponía. En “La conspiración” el punto de vista agota las posibilidades dramáticas de la cinta. ¿Por qué el abogado defensor? Eastwood, por ejemplo, hubiera preferido el punto de vista que ofrece el fiscal con ese ciceroniano «En tiempos de guerra, las leyes enmudecen». Pero aparte del punto está la forma. La tibieza en la narración acaba en cierta frialdad en esa madre que quiere defender la vida de su hijo pese a saber que pretenden utilizarla como cebo.

Redford quiere establecer paralelismos pero al mismo tiempo pretende eludir que le tilden de izquierdista si se acerca al panfleto. Precisamente el director no se da cuenta que al centrarse en la relación del abogado defensor y la acusada está incurriendo en ese otro lado de la balanza, desequilibrándola. Esta historia puede ser contada perfectamente desde un documental. Más auténtico y real. Redford creo que en EEUU es visto como el anciano de la tribu que da brico-consejos y sermones contando batallitas. Esa, realmente, es la impresión que me deja y no es buena. Al director de “Quiz Show. El dilema” le interesó contar un episodio desconocido de la historia americana pero realmente lo cuenta como los episodios conocidos, vistos y revividos una y otra vez. La forma desacredita en cierta medida al fondo.
Maldito Bastardo
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