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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Drama. Fantástico Ambientada en el siglo XIX. Se basa en la leyenda alemana de Fausto, un sabio que hace un pacto con el diablo, y en las adaptaciones literarias del mito por parte de Goethe y Thomas Mann. (FILMAFFINITY)
7 de marzo de 2012
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Alexander Sokurov tan sólo le basta un primer plano secuencia para definir su película y pureza, para delimitar el abismo que separa el cielo del infierno terrenal. Esa caída, lenta y agónica, conducida por los vientos de la inmortalidad, simboliza aquello que vamos a ver durante las más de dos horas de metraje. El tránsito y castigo desde la divinidad del reino celestial hasta nuestro mundo de ignorancia, del conocimiento de la podredumbre, de la mortalidad, del caos, el absurdo y la lascivia. De, en definitiva, la carnalidad y el reducto material. Tal vez el director de “El arca rusa” dirija esa primera mirada del mundo terrenal y carnal al miembro sexual masculino de un ser humano, muerto y prácticamente diseccionado. Abierto desde sus entrañas para descubrir el vacio de un cuerpo sin alma.

“Fausto” forma parte y cierra la tetralogía sobre el poder del cineasta que habían formado anteriormente “Moloch” (Hitler), “Taurus” (Lenin) y “El Sol” (Hirohito). Pero el texto Goethe aquí le permite a Sokurov inspeccionar, entre líneas, los mecanismos que ponen en funcionamiento el poder desmesurado del hombre que lo acaba convirtiendo en un tirano. Tal y como nos indica el director y Goethe, la infelicidad crea auténticos monstruos y seres peligrosos. En el caso de Fausto la insatisfacción viene provocada más que por la falta del absoluto conocimiento por las necesidades básicas y elementales y comunes del ser humano: dinero, comida y sexo. La podredumbre del reino de los humanos y la carne sobre la carne. Los cuerpos chocan y bloquean el paso, el sentido de la fealdad del hedor del mundo y la putrefacta penalidad dejan al individuo al abismo del conocimiento. La única vía de salvación es ese instante de felicidad en la belleza de Margarita, ese pañuelo blanco que representa el único reducto de virginidad y lacónica perfección de lo que alguna vez fue paraíso terrenal. Siempre se ha tenido la imagen del diablo como aquel terrible y poderoso ser capaz de sumir la voluntad, fe y moral del ser humano, pero en “Fausto” es un saco de carne aglutinada y deformada cuyo hedor y flatulencias parecen ser la única asociación con los mismísimos infiernos. Un diablo débil que es un simple monstruo que intenta embaucar a los humanos con falsos milagros o placeres dignos de Baco.

[Continúa en el spoiler por falta de espacio]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maldito Bastardo
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