Ea, pues aquí tenemos el enésimo (por enema) truño del cansino y sobrevaloradísimo Stephen King. Porque es que parece que no hay más escritores que Stephen King y Phillip K. Dick, cuando esta gente decide adaptar alguna novela o relato.

Vaya por delante que, ni me he leído el libro, ni pienso hacerlo. La única historia del señor King que me ha gustado, además de The Mist, es Cuenta conmigo, y hablo de la película, porque hasta el autor, después de ver la película, reeditó la novela, adaptándola al film, porque era superior. Caso inédito, oiga. Y con eso se dice todo de este pollo. Y es que a Stephen King se le da muy bien eso de soltar ideas ahí a cholón, y no dar explicación a nada, adornando la falta de explicaciones con los peronajes más estereotipados que uno pueda imaginar. Americanos, por supuesto. Ya se sabe, los buenos son demócratas y los malos siempre son republicanos y racistas y machistas y toda esa basura.

Bueno pues aquí, sucede lo que viene sucediendo en el cine (además de otros tantísimos problemas) actual: cuando hay que buscar en internet la explicación a la película, y no solo no la encuentras, sino que que cada cual se hace su paja mental a base de teorías más o menos cogidas con pinzas, MAL.
No te molestes coleguita, no vas a encontrar explicación a nada, tan solo las hipótesis a las que tú mismo vas a llegar al final de esta hez en forma de película.

El lado positivo es que sigue siendo mejor que Midsommar. Bueno, es que el ojete putrefacto de una mofeta atropellada es mejor que Midsommar. Tampoco tiene tanto mérito.

Si te van las plantitas, mejor elige The Ruins, que por lo menos entretiene y tiene momentos de tembleque. O Colega dónde está mi coche, que también tiene relación con plantitas, pero de otra clase...