La filmografía de Allen es un presupuesto afectivo e intelectivo cuando se va a ver una nueva película suya. Convergen en este último trabajo los elementos del imaginario alleniano al servicio de una historia buenista, como corresponde a la comedia romántica. El componente fantástico aporta el barniz filosófico que Allen siempre proporciona. La ciudad fetiche, la mujer deseada, las convenciones que ahogan, la búsqueda del camino del bien, la cultura como diversión y vocación, la exaltación del disfrute de la vida, exhuberante en oportunidaades y que merece la pena ser vivida. Perteneciente a la categoría de las películas de "buen rollo" de Allen, nada nuevo bajo el sol, solo una nueva recombinación de sus rayos más benévolos para alumbrar a los planetas más fríos y yertos.