Un peliculón donde los haya.
Lo vi en el cine de niño cuando la entrada costaba 20 duros y me gustó por las escenas de acción, con el tipo esquivando balas y agujereando tablas de madera con el dedo.
Lo volví a ver de adulto un cuarto de siglo después y me gustó, porque ya entonces podía pillar la ironía y mala leche de los diálogos, el venerable maestro super machista, el hecho de que para agujerear tablas usara el dedo del medio y muchos otros detallitos más.
Es una película de cine, no de televisión: modesta pero no de bajo presupuesto y protagonizada por el típico actor cuya cara te suena pero que no llega al nivel de estrella; un poco en la línea de las primeras de los inmortales o terminator. Con un guión bastante más decente de lo que parece, muy poco vergüenza y un buen puñado de frases lapidarias.De compararla con otra película, sería Ford Fairlane, el detective rocanrolero.
Si te la vas a tomar en serio, no pierdas el tiempo viéndola.