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Voto de Néstor Juez:
6
7,1
8.595
Bélico. Drama
La guerra no acaba cuando se firma la paz. Cuando Alemania se rindió en 1945, en la costa occidental danesa comenzó otra dura batalla: la de los jóvenes soldados alemanes que fueron obligados a retirar miles de minas plantadas en la arena por el ejército nazi. Zandvliet muestra el maltrato infligido a esos prisioneros, un oscuro episodio de posguerra poco conocido. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias a la distribuidora A contracorriente films pude disfrutar un pase de prensa en los Cines Verdi de Madrid de una de las nominadas a Mejor Película extranjera en los próximos óscar: la película bélica danesa Bajo el mar, dirigida por Martin Zandvliet y producida en 2015, año en el que ya fue premiada en festivales como el de Gijón. Aplaudida por cierto sector de la crítica y acompañada por una interesante premisa narrativa, el filme captó mi interés, pese a pasar de puntillas por los recorridos periodísticos de los estrenos del mes. El retraso del estreno con respecto a la fecha de producción en muchas ocasiones no es buena señal, pero con este tipo de cine europeo soy siempre optimista de entrada. Y una vez concluido el breve visionado, la sensación que me invadió fue de satisfacción moderada, de expectativas apenas colmadas. Si bien el argumento es interesante y necesario, y el drama humano conmueve con facilidad, la escasez narrativa del filme y su reiteración temática la hacen sentirse un largometraje que bien podría haberse quedado en un mediometraje más impactante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Nos encontramos en 1945, y la Segunda Guerra Mundial acaba de finalizar. Muchos países afines al bando aliado aún deben limpiar sus playas y campos de minas nazis, y endosarán tan agria tarea como castigo a los perdedores: soldados presos alemanes. Es ese el caso de nuestros protagonistas, un grupo de catorce alemanes forzados a limpiar una playa danesa a los mandos de un férreo coronel. Muchachos jóvenes y asustados, que apenas han vivido nada, poco culpables son de las infamias nazis, y viven con mieda su penitencia, que muy probablemente acabará con sus vidas. Una película histórica que pone la mirada en un episodio de la guerra más famosa del Siglo XXI que no ha sido tan narrado en la gran pantalla, y hace crítica sobre lo cruel que es siempre cualquier bando con el vencido. Relatada, además, desde una perspectiva íntima y personal, ajena a las grandes escalas bélicas. Una historia más que presenta la guerra no cómo hazaña épica de identidad nacional, sino como gran teatro de la miseria humana en su grado sumo. A favor del filme, que duda cabe, su factura: la excelente fotografía de Camilla Hjelm Knudsen saca un tremendo partido estético a los escasos escenarios del filme, y la hermosa melodía de Sune Martin dota de una mayor solemnidad, expresividad y amargura al seco tono del filme, que capta a la perfección el estado de ánimo de esos pobres desgraciados. La dirección artística, aunque sencilla, nos sitúa sin problema en su momento histórico pese a tratarse de un filme ejecutado con una atmósfera más propia del cine de género, asceta y tensa. En unos días como estos, en los que servidor y otros estamos saturados de tantas y tantas películas sobre la contienda nazi, ver una propuesta tan diferente como esta fue una refrescante sorpresa.
Si bien la propuesta presenta múltiples elementos de interés, su enjundia dramática se torna pronto muy insuficiente para 100 minutos de metraje. Las situaciones de la historia, que no pasan de apenas tres tipos distintos, se reiteran alternadamente, en una narración que tras su primera parte pierde el impacto y bastante de nuestro interés. Pese a ser pocos y centrar todo el metraje en desarrollarlos, apenas llegamos a conocer en exceso a ninguno de los personajes, y nuestra manera de empatizar con ellos no va más allá de la compasión por la desgracia del prójimo humano. Todos los elementos narrativos, visuales y humanos funcionan correctamente y están engranados con cierto gusto, pero en definitiva nos hallamos ante un caso más en el que, por el mayor prestigio de un formato sobre el otro, un cortometraje excelente deviene en una película mediana.
Modesta y sociológicamente necesaria, Bajo la arena es una película ejecutada con gusto, pero ni de lejos (los oscar nunca dejarán de errar) una de las cinco mejores películas no norteamericanas de la temporada pasada.
Si bien la propuesta presenta múltiples elementos de interés, su enjundia dramática se torna pronto muy insuficiente para 100 minutos de metraje. Las situaciones de la historia, que no pasan de apenas tres tipos distintos, se reiteran alternadamente, en una narración que tras su primera parte pierde el impacto y bastante de nuestro interés. Pese a ser pocos y centrar todo el metraje en desarrollarlos, apenas llegamos a conocer en exceso a ninguno de los personajes, y nuestra manera de empatizar con ellos no va más allá de la compasión por la desgracia del prójimo humano. Todos los elementos narrativos, visuales y humanos funcionan correctamente y están engranados con cierto gusto, pero en definitiva nos hallamos ante un caso más en el que, por el mayor prestigio de un formato sobre el otro, un cortometraje excelente deviene en una película mediana.
Modesta y sociológicamente necesaria, Bajo la arena es una película ejecutada con gusto, pero ni de lejos (los oscar nunca dejarán de errar) una de las cinco mejores películas no norteamericanas de la temporada pasada.