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3
6,9
47.181
Ciencia ficción. Fantástico. Acción
Los X-Men luchan por la supervivencia de la especie en una guerra que se desarrolla en épocas diferentes. Los personajes de la trilogía cinematográfica original de “X-Men” unen sus fuerzas a las que ellos mismos poseían en el pasado, cuando eran más jóvenes (tal y como aparecen en “X-Men: Primera generación”), para cambiar un importante acontecimiento histórico y librar una épica batalla que podría salvar nuestro futuro. (FILMAFFINITY)
29 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que absolutamente toda película que trate de "superhéroes" o de temas afines, como en este caso de los mutantes, requiere de una marcada suspensión de la incredulidad, en aras del buen espectáculo.
Por ejemplo, si nos ponemos a analizarlo con un mínimo de cuidado, toda la saga X-men falla fuertemente por la base, dado que si un conjunto de personas experimentase mutaciones genéticas aparentemente debidas a la radiación producida por las explosiones nucleares de los años '40 (según se nos relata en "X-men: Primera Generación"), lo que realmente encontraríamos sería deformidades, tumores, órganos deficientes, reducida expectativa de vida, etc., y ciertamente no, salvo con probabilidad de una en billones o aún menos, estas impresionantes ventajas evolutivas que poseen los personajes de la saga: regeneración casi instantánea de tejidos, telepatía, manipulación de metales, telequinesis, capacidades de volar o de manejar el clima, o incluso de moverse a velocidades portentosas y experimentar aceleraciones gigantescas sin sufrir daño alguno, etc. No descubro nada al afirmar que, si nos pusiésemos a analizarlo con cuidado, es evidente que la saga completa carecería de sentido racional alguno. Y todo esto hablando simplemente de lo que es el punto de partida de este grupo de películas, y sin abocarnos a mencionar ni analizar todas las imposibilidades adicionales que inevitablemente aparecen en cada una de ellas.
Pero, y este es un gran "pero", todas estas irrealidades son de hecho parte del paquete, una marca de fábrica implícita en este tipo de relatos. Se trata de lo que nos hace disfrutar de las películas e historietas del género de superhéroes. La suspensión de la incredulidad es un requerimiento básico para entrar en este mundo, y, como tantos otros espectadores, la he practicado a gusto con toda la saga X-men.
Sin embargo, todo tiene un límite. Porque existe una delgada línea que separa las consideraciones previas, de lo que de hecho es la impericia de un guionista que se muestra incapaz de construir un relato eficaz y atractivo sin tener que recurrir al absurdo constante y permanente.
No recuerdo ahora las palabras exactas que utilizó, pero Lovecraft expresó la idea de que un buen cuento de terror debe contener un único elemento sobrenatural, ajeno a la lógica y a las leyes de la física, debiendo todo lo demás ajustarse a las reglas cotidianas de este mundo. En caso contrario, perdemos el punto de referencia, el marco conceptual. Si la narración se torna poco creíble, el miedo, y con ello la eficacia del relato, desaparece.
Y el mismo concepto podría aplicarse a las cintas de mutantes: si el absurdo es ubicuo y permanente, la credibilidad de la historia se torna nula, y esto nos distrae totalmente. Nos desenganchamos. O al menos, eso es lo que me ha sucedido a mí en particular, en el caso de esta película (sigo en spoiler).
Por ejemplo, si nos ponemos a analizarlo con un mínimo de cuidado, toda la saga X-men falla fuertemente por la base, dado que si un conjunto de personas experimentase mutaciones genéticas aparentemente debidas a la radiación producida por las explosiones nucleares de los años '40 (según se nos relata en "X-men: Primera Generación"), lo que realmente encontraríamos sería deformidades, tumores, órganos deficientes, reducida expectativa de vida, etc., y ciertamente no, salvo con probabilidad de una en billones o aún menos, estas impresionantes ventajas evolutivas que poseen los personajes de la saga: regeneración casi instantánea de tejidos, telepatía, manipulación de metales, telequinesis, capacidades de volar o de manejar el clima, o incluso de moverse a velocidades portentosas y experimentar aceleraciones gigantescas sin sufrir daño alguno, etc. No descubro nada al afirmar que, si nos pusiésemos a analizarlo con cuidado, es evidente que la saga completa carecería de sentido racional alguno. Y todo esto hablando simplemente de lo que es el punto de partida de este grupo de películas, y sin abocarnos a mencionar ni analizar todas las imposibilidades adicionales que inevitablemente aparecen en cada una de ellas.
Pero, y este es un gran "pero", todas estas irrealidades son de hecho parte del paquete, una marca de fábrica implícita en este tipo de relatos. Se trata de lo que nos hace disfrutar de las películas e historietas del género de superhéroes. La suspensión de la incredulidad es un requerimiento básico para entrar en este mundo, y, como tantos otros espectadores, la he practicado a gusto con toda la saga X-men.
Sin embargo, todo tiene un límite. Porque existe una delgada línea que separa las consideraciones previas, de lo que de hecho es la impericia de un guionista que se muestra incapaz de construir un relato eficaz y atractivo sin tener que recurrir al absurdo constante y permanente.
No recuerdo ahora las palabras exactas que utilizó, pero Lovecraft expresó la idea de que un buen cuento de terror debe contener un único elemento sobrenatural, ajeno a la lógica y a las leyes de la física, debiendo todo lo demás ajustarse a las reglas cotidianas de este mundo. En caso contrario, perdemos el punto de referencia, el marco conceptual. Si la narración se torna poco creíble, el miedo, y con ello la eficacia del relato, desaparece.
Y el mismo concepto podría aplicarse a las cintas de mutantes: si el absurdo es ubicuo y permanente, la credibilidad de la historia se torna nula, y esto nos distrae totalmente. Nos desenganchamos. O al menos, eso es lo que me ha sucedido a mí en particular, en el caso de esta película (sigo en spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Puedo aceptar la rebuscada explicación de que una mutante es capaz de dormir a una persona y hacerla viajar al pasado para cambiar la historia. Puedo aceptar que esos cambios queden plasmados en la realidad únicamente luego de que la persona despierta. Y acepto, aunque a regañadientes, que a partir de ahí todos olviden la línea temporal anterior, excepto el propio viajero, que al despertar sí consigue recordarlas a ambas.
Pero hasta ahí se extiende el límite de mi credulidad. Más que eso, ya me hace maldecir la pereza o incompetencia de un guionista que cobra una fortuna por construir un guión tan defectuoso.
Porque a continuación, y arribamos ahora sí al meollo del asunto, tiene uno que tragarse las increíbles proezas del señor Bolivar Trask, y también de Magneto, que paso a detallar.
Resulta que en 1973, y luego de los eventos ocurridos en "X-men: Primera Generación", el gobierno de Estados Unidos tiene información acerca de la existencia de mutantes, aunque curiosamente no parece haberse interesado demasiado en ahondar en el tema. Pero no así el increíble señor Bolivar Trask, quien, ¡en 1973!, ha conseguido desarrollar un espectacular detector remoto de genes mutantes, el cual es utilizado nada más y nada menos que por robots gigantes (!), los cuales tienen la capacidad de funcionar de manera autónoma para, en un entorno normal, perseguir específicamente a los mutantes y atacarlos con su armamento.
Ahora bien, ¿alguien tiene idea de los conocimientos y pasos previos en inteligencia artificial y robótica que son necesarios para desarrollar robots como esos? ¿Y Trask tenía 8 de ellos construidos y operativos en 1973? ¿Y hay que tragarse que esa alucinante tecnología, que hoy en 2023 no podemos ni soñar, no se utilizó para absolutamente nada más que para la construcción de esos robots? ¿No se le ocurrió a Trask aplicarla para infinidad de otras cosas, revolucionar el mundo y llenarse de plata? ¿Y existiendo semejante tecnología disponible, ¡insisto en 1973!, hay que creerse además que el gobierno de Estados Unidos decide cancelar el proyecto de Trask, como si no fuese absolutamente nada? ¿El gobierno de Estados Unidos desprecia increíbles desarrollos en robótica e inteligencia artificial como si fuesen basura? En fin, todo esto es tan ridículo que me sacó completamente de la historia. ¿Y esta película se supone que es la mejor de la saga? ¿Cómo es posible?
Pero no conformes con esto, tenemos al increíble Magneto. Sabemos que Magneto manipula el metal. Lo que queda más allá de la comprensión humana es cómo hizo Magneto para, luego de introducir unos alambres en los mencionados robots, conseguir activarlos, manipularlos y controlarlos a su antojo. ¿Cómo es posible que el hecho de poder manipular metales lo haya habilitado para, en solo una noche, aprender a controlar semejante hiper-sofisticada tecnología sobre la cual supuestamente no tiene la menor idea?
En fin, es demasiado. En mi humilde opinión, la "mejor de la saga" es, simplemente, la peor de todas.
Pero hasta ahí se extiende el límite de mi credulidad. Más que eso, ya me hace maldecir la pereza o incompetencia de un guionista que cobra una fortuna por construir un guión tan defectuoso.
Porque a continuación, y arribamos ahora sí al meollo del asunto, tiene uno que tragarse las increíbles proezas del señor Bolivar Trask, y también de Magneto, que paso a detallar.
Resulta que en 1973, y luego de los eventos ocurridos en "X-men: Primera Generación", el gobierno de Estados Unidos tiene información acerca de la existencia de mutantes, aunque curiosamente no parece haberse interesado demasiado en ahondar en el tema. Pero no así el increíble señor Bolivar Trask, quien, ¡en 1973!, ha conseguido desarrollar un espectacular detector remoto de genes mutantes, el cual es utilizado nada más y nada menos que por robots gigantes (!), los cuales tienen la capacidad de funcionar de manera autónoma para, en un entorno normal, perseguir específicamente a los mutantes y atacarlos con su armamento.
Ahora bien, ¿alguien tiene idea de los conocimientos y pasos previos en inteligencia artificial y robótica que son necesarios para desarrollar robots como esos? ¿Y Trask tenía 8 de ellos construidos y operativos en 1973? ¿Y hay que tragarse que esa alucinante tecnología, que hoy en 2023 no podemos ni soñar, no se utilizó para absolutamente nada más que para la construcción de esos robots? ¿No se le ocurrió a Trask aplicarla para infinidad de otras cosas, revolucionar el mundo y llenarse de plata? ¿Y existiendo semejante tecnología disponible, ¡insisto en 1973!, hay que creerse además que el gobierno de Estados Unidos decide cancelar el proyecto de Trask, como si no fuese absolutamente nada? ¿El gobierno de Estados Unidos desprecia increíbles desarrollos en robótica e inteligencia artificial como si fuesen basura? En fin, todo esto es tan ridículo que me sacó completamente de la historia. ¿Y esta película se supone que es la mejor de la saga? ¿Cómo es posible?
Pero no conformes con esto, tenemos al increíble Magneto. Sabemos que Magneto manipula el metal. Lo que queda más allá de la comprensión humana es cómo hizo Magneto para, luego de introducir unos alambres en los mencionados robots, conseguir activarlos, manipularlos y controlarlos a su antojo. ¿Cómo es posible que el hecho de poder manipular metales lo haya habilitado para, en solo una noche, aprender a controlar semejante hiper-sofisticada tecnología sobre la cual supuestamente no tiene la menor idea?
En fin, es demasiado. En mi humilde opinión, la "mejor de la saga" es, simplemente, la peor de todas.