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Voto de jrcheca:
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15.981
Western. Terror
A la localidad de Bright Hope llega un forastero que rápidamente despierta las sospechas del sheriff, que termina por arrestarlo tras dispararle en la pierna. Samantha O'Dwyer se encarga de extraerle la bala en el calabozo. Pero esa noche un joven en un establo es asesinado y el ayudante del sheriff, la Sra. O'Dwyer y el detenido han desaparecido. Siguiendo la única pista que tiene, una flecha india, el sheriff buscará a la joven con la ... [+]
12 de marzo de 2016
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas formas mejores de estrenarse en la dirección que esta del tal Craig Zahler. Para empezar, con honestidad y claridad. Desde el primer segundo Bone Tomahawk hace toda una declaración de intenciones de lo que se viene recreando un degollamiento en pantalla con crudeza y realismo, un tratamiento de la violencia (brusca, brutal, inesperada, irremediable, prosaica) que es una constante de la película. El crimen lo perpetra una pareja de bandidos que ha asaltado y asesinado a unos viajeros anónimos en medio de un paraje inhóspito y desierto (tan familiar del género western) y que temiendo ser descubierta para ocultarse se adentra en territorio indio desconocido.
Seguidamente la acción se traslada al pueblo fronterizo de esperanzador nombre Bright Hope, donde el curtido y admirable sheriff Hunt (magistralmente interpretado por Kurt Russell) pone orden e imparte justicia con la asistencia de sus deputies el anciano Chicory (bajo la espesa barba se oculta un veteranísimo y siempre eficaz Richard Jenkins, por hacer una idea ya aparecía en Silverado) y el joven meritorio Nick.
Otros lugareños que se nos presentan aquí y que jugarán papeles esenciales en una trama por lo demás nada multitudinaria son el cowboy Arthur O'Dwyer (encarnado por Patrick Wilson, el protagonista de la segunda temporada de Fargo) que se recupera de una pierna rota bajo la asistencia de su amante esposa Samantha (interpretada por Lili Simmons, sonará de la primera temporada de True Detective o de Banshee), quien a su vez ejerce de ayudante del médico borrachín del pueblo, y el elegante pistolero Brooder, todo un bon vivant al que da vida Matthew Fox (protagonista de la serie Lost y de la reciente película de terror con importante participación española Extinction).
A esta localidad aparentemente apacible llega uno de los bandidos que vimos en la primera escena, Purvis (David Arquette, quien por cierto ya aparecía en Ravenous, cinta de 1999 con la que se pueden encontrar paralelismos), quien en el bar resulta herido en una pierna y detenido por el sheriff por su conducta sospechosa. Esta circunstancia será el detonante del nudo gordiano de la historia cuando los indios que inesperadamente siguieron al bandido hasta Bright Hope protagonicen una incursión nocturna y rapten y asesinen a varias personas, forzando que las autoridades locales formen a la mañana siguiente una partida de rescate, compuesta por cuatro hombres, de caracteres variopintos pero intercambiables en coraje: El sheriff, su viejo ayudante, el cowboy lisiado y el pistolero estiloso. Como curiosidad, anotar la breve aparición de otro actor de la segunda temporada de Fargo, Zahn McClarnon, como el indio civilizado del pueblo que es capaz de aportar cierta orientación sobre los asaltantes.
Establecido este planetamiento inicial, el filme nos lleva en la grupa de este grupo de valientes adentrándose en territorio desconocido en una odisea agónica sin más meta que encarar un peligro que cuanto más se vislumbra más aterrador y salvaje se revela. En este sentido radica buena parte de la innovación propuesta por Bone Tomahawk a un género del que en lo demás respeta escrupulosamente los cánones y reproduce a la perfección sus mejores bazas. Si bien los personajes, las relaciones entre ellos (incluído un leve sentido del humor) y la premisa básica de la trama pasan perfectamente por clásicos del western, el enemigo que afrontan los héroes en esta ocasión retrotrae más bien al cine de terror, incluso con algún momento que hay que calificar de gore.
La combinación funciona perfectamente y la dosis añadida de miedo logra rejuvenecer a la aventura clásica. En este sentido es muy claro el paralelismo existente con The Burrowers (2008) donde también una partida de colonos del Wild West se lanza al rescate de desaparecidos a manos de algo desconocido y temible. En su ejecución y en líneas generales sin embargo el "hacha de hueso" me parece unos escalones por encima de calidad que los "madrigueros", que por otro lado apuesta más abiertamente por la scifi.
Seguidamente la acción se traslada al pueblo fronterizo de esperanzador nombre Bright Hope, donde el curtido y admirable sheriff Hunt (magistralmente interpretado por Kurt Russell) pone orden e imparte justicia con la asistencia de sus deputies el anciano Chicory (bajo la espesa barba se oculta un veteranísimo y siempre eficaz Richard Jenkins, por hacer una idea ya aparecía en Silverado) y el joven meritorio Nick.
Otros lugareños que se nos presentan aquí y que jugarán papeles esenciales en una trama por lo demás nada multitudinaria son el cowboy Arthur O'Dwyer (encarnado por Patrick Wilson, el protagonista de la segunda temporada de Fargo) que se recupera de una pierna rota bajo la asistencia de su amante esposa Samantha (interpretada por Lili Simmons, sonará de la primera temporada de True Detective o de Banshee), quien a su vez ejerce de ayudante del médico borrachín del pueblo, y el elegante pistolero Brooder, todo un bon vivant al que da vida Matthew Fox (protagonista de la serie Lost y de la reciente película de terror con importante participación española Extinction).
A esta localidad aparentemente apacible llega uno de los bandidos que vimos en la primera escena, Purvis (David Arquette, quien por cierto ya aparecía en Ravenous, cinta de 1999 con la que se pueden encontrar paralelismos), quien en el bar resulta herido en una pierna y detenido por el sheriff por su conducta sospechosa. Esta circunstancia será el detonante del nudo gordiano de la historia cuando los indios que inesperadamente siguieron al bandido hasta Bright Hope protagonicen una incursión nocturna y rapten y asesinen a varias personas, forzando que las autoridades locales formen a la mañana siguiente una partida de rescate, compuesta por cuatro hombres, de caracteres variopintos pero intercambiables en coraje: El sheriff, su viejo ayudante, el cowboy lisiado y el pistolero estiloso. Como curiosidad, anotar la breve aparición de otro actor de la segunda temporada de Fargo, Zahn McClarnon, como el indio civilizado del pueblo que es capaz de aportar cierta orientación sobre los asaltantes.
Establecido este planetamiento inicial, el filme nos lleva en la grupa de este grupo de valientes adentrándose en territorio desconocido en una odisea agónica sin más meta que encarar un peligro que cuanto más se vislumbra más aterrador y salvaje se revela. En este sentido radica buena parte de la innovación propuesta por Bone Tomahawk a un género del que en lo demás respeta escrupulosamente los cánones y reproduce a la perfección sus mejores bazas. Si bien los personajes, las relaciones entre ellos (incluído un leve sentido del humor) y la premisa básica de la trama pasan perfectamente por clásicos del western, el enemigo que afrontan los héroes en esta ocasión retrotrae más bien al cine de terror, incluso con algún momento que hay que calificar de gore.
La combinación funciona perfectamente y la dosis añadida de miedo logra rejuvenecer a la aventura clásica. En este sentido es muy claro el paralelismo existente con The Burrowers (2008) donde también una partida de colonos del Wild West se lanza al rescate de desaparecidos a manos de algo desconocido y temible. En su ejecución y en líneas generales sin embargo el "hacha de hueso" me parece unos escalones por encima de calidad que los "madrigueros", que por otro lado apuesta más abiertamente por la scifi.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La escena de la tortura y muerte del joven ayudante del sheriff a manos de los trogloditas queda como de las más brutales que se recuerdan en un western. Con el automatismo de un carnicero, los salvajes le arrancan el cuero cabelludo, lo arremeten en su boca, le ponen cabeza abajo y lo parten a hachazos literalmente en dos mientras exhala su último aliento. Todo ello como preparativo previo a comérselo. Sobrecogedor. Por fortuna para el espectador al menos la cosa pasa rápida.
Ignoro si hay base antropológica o científica en general que justifique la existencia de una tribu de caníbales como la que se describe en la pelïcula, verdaderos animales con apariencia humana que además quedan mudos de lenguaje articulado al "operarse" la garganta para implantar una suerte de silbato y se reproducen manteniendo mujeres amputadas, cegadas e impedidas para cualquier cosa que no sea dar a luz, pero desde luego la idea resulta de lo más aterradora y funciona perfectamente en una historia donde sus antagonistas son hombres blancos de lenguaje cuidado y ciertos modales, tipos duros en su ambiente pero superados frente al grado de barbarie que les acecha.
Particularmente celebro que el final huyera de ser tan desolador como hacía temer el desarrollo, siendo precisamente los dos miembros de la partida aparentemente más débiles quienes sobrevivan y consigan rescatar a la mujer raptada. Esta suerte de happy end (dentro de lo que cabe) marca otra diferencia relevante respecto a precedentes citados como Ravenous o The Burrowers, donde al final renuncian a toda esperanza.
Ignoro si hay base antropológica o científica en general que justifique la existencia de una tribu de caníbales como la que se describe en la pelïcula, verdaderos animales con apariencia humana que además quedan mudos de lenguaje articulado al "operarse" la garganta para implantar una suerte de silbato y se reproducen manteniendo mujeres amputadas, cegadas e impedidas para cualquier cosa que no sea dar a luz, pero desde luego la idea resulta de lo más aterradora y funciona perfectamente en una historia donde sus antagonistas son hombres blancos de lenguaje cuidado y ciertos modales, tipos duros en su ambiente pero superados frente al grado de barbarie que les acecha.
Particularmente celebro que el final huyera de ser tan desolador como hacía temer el desarrollo, siendo precisamente los dos miembros de la partida aparentemente más débiles quienes sobrevivan y consigan rescatar a la mujer raptada. Esta suerte de happy end (dentro de lo que cabe) marca otra diferencia relevante respecto a precedentes citados como Ravenous o The Burrowers, donde al final renuncian a toda esperanza.