Hacía mucho tiempo que no veía una película tan pelmaza. El tedio y el aburrimiento se hacen insoportables.
Bajo una producción aparentemente lujosa se esconde un subproducto carente de ideas. Pasa más de una hora y no sucede nada relevante, de interés, todo es intrascendente.
La dirección es vulgar y corriente y, como no sabe lo que contar porque no hay nada que contar, se dedica al brillo típico de la bisuteria propia de los casinos. Y para más inri no es capaz ni de filmar una buena partida de póker. Sin ritmo, todo resulta plano y anodino.
La historia es casi inexistente, sin desarrollo, y sólo aparece algo mínimamente al final. Una perfecta tontería, tratada de forma muy superficial, sobre las cárceles secretas y la tortura a los prisioneros por el ejercito de EEUU.
Con respecto a los protagonistas, mejor olvidarlos. Las interpretaciones consisten en estar todo el tiempo con cara de estreñidos o de ver una cucaracha de las gordas y negras en el techo de la habitación.
Resumiendo: ...yo que Usted no la vería, forastero,...