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España España · Asturias
Voto de Choco:
9
Western. Drama. Romance En el verano de 1870, Averill e Irvine terminan sus estudios en la Universidad de Harvard. Veinte años después, viven en circunstancias muy distintas. Averill, más serio y visiblemente más viejo, se ha convertido en un "marshall" federal. Por su parte, Irvine, destruido y arruinado por la bebida, pero todavía en su sano juicio, es miembro de la asociación Stock Growers Agricultores, que está involucrada en un conflicto. (FILMAFFINITY)
4 de julio de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustó muchísimo cuando la ví. Cuando empezó este truco de que se podían descargar películas por internet (y eso que entonces se tardaba muchísimo) fue una de las primeras que busqué. Creo que la quinta. No me podía creer que por fil volvería a verla.
Tiene un ritmo moroso en algunas partes de la peli, que me recuerda un poco al "El Cazador" (también de él). El ritmo, nada más. Esta morosidad basada en una extrema minuciosidad por las detalles, da una sensación de cotidianidad, de que es un día cualquiera y tu estás ahí viéndolo todo sentada en una silla.
Normalmente es una virtud que te cuenten aquellos momentos que son relevantes para la historia y todo aquello que no la hace avanzar, sea obviado. Es bueno para la brevedad, para evitar extensiones innecesarias, para no crear distracciones del tema en que estamos que hacen que el interés se diluya e incluso pueden llegar a generar confusión. En fin... seguro que hay más razones aunque no se me ocurran aquí mientras tecleo, pero aún así las razones que dije, considero que son bastante poderosas.
Pero no hay regla que no tenga su excepción.
Cimino aquí hace lo contrario, se entretiene con infinidad de detalles de la vida cotidiana de los personajes, que aunque puedan parecer no relevantes, dan una sensación de realidad impresionante. Como si no hubiera nadie montando la película. Simplemente dejaron la cámara ahí y se fueron a merendar... y la cámara lo filmó todo, todo, todo. Y consigue con ello dar una sensación impresionante de que estás ahí. No como los protagonistas, si no... uno más que anda por la escena y la está contemplando como si estuvieras sentado en un parque y vieras las gente pasar. Produce un enorme efecto de verdad, de cotidianidad, como un documental costumbrista, que te hace ver a los protagonistas como si fueran tus vecinos a los que contemplas por las tardes desde un balcón en sus quehaceres del día a día (como una curiosona chismosa) y no cómo los héroes protagónicos de una película. Como alguien de al lado, y no alguien especial que vivió algo único.
A mí me funcionó así al menos.
Choco
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