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España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Ciencia ficción. Intriga. Thriller En el año 2022, la población de Nueva York, unos cuarenta millones de habitantes, vive en condiciones miserables. La humanidad ha contaminado y calentado el planeta hasta el punto de que las plantas y los animales prácticamente han desaparecido, y el único sustento disponible es un alimento sintético a base de pláncton, el 'soylent green'. Un día, un caso de asesinato lleva al duro policía Thorn y a su viejo amigo Roth hasta la empresa que lo fabrica. (FILMAFFINITY) [+]
2 de febrero de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo bien el Cinema Salamanca en la calle Vázquez Coronado, y recuerdo también el enorme cártel en el frontal de la fachada con un Charlton Geston en plena madurez y en una especie de mundo del futuro. Y como había salido de un examen y me sentía cumplido, sin pensarlo mucho compré la entrada y me metí en la sala para ver esta película de título extraño: “Soylent Green”.

El contexto es la ciudad de Nueva York en el 2022, año inimaginable en aquel encontes, siendo que hoy estamos a un paso de esta fecha. Pero sigo, millones de personas viven hacinadas, reprimidas y alimentadas con un alimento sintético al que llaman ‘soylent green’. Un policía avezado (Heston), animado por un viejo que lo anima (Edward G. Robinson), inicia una investigación sobre lo que acontece y el extraño alimento universal que se reparte a la multitud. Hay por supuesto barrios residenciales donde se vive de lujo, donde hay comida fresca: carne, pescado, mermelada, etc. Porque la película tiene algo muy inquietante que es la presunción, por cierto cada vez más palmaria, de que con el transcurrir de los años la naturaleza, los ríos, la vegetación y todo lo natural ha sido prácticamente detruido. De ahí la falta de alimento fresco y esta especie de comida sintética que se reparte groseramente entre los ciudadanos ambrientos.

No desvelaré el secreto del film, pero sí digo que el misterio del mismo fue un augurio que ya se empieza a dar con la actual comida industrial que no se sabe bien de dónde viene y tanta devastación de mares, ríos o bosques.

El eficaz Richard Fleischer (a quien siempre recordaré por su película de 1958, “Los vikingos”), todo un maestro del cine comercial, acomete con tesón artesanal esta ficción de lucha por la supervivencia. El estupendo trabajo de Fleischer fue conducido por un buen guión de Stanley R. Greenberg, adaptación de la novela de Harry Harrison “Make Room! Make Room!”, donde se habla del peligro de la superpoblación y cuanto ello conlleva. O sea, de la supervivencia individual y de la especie, que está amenazada en lo que se conoce como la trampa de Malthus: que el exceso de población supera la capacidad de recursos alimenticios.

En el plano actoral hay tres nombres importantes. Por supuesto Charlton Heston en el papel de policía inquieto, bebedor y que camina por todos los espacios de la gran ciudad. A su lado, como dato curioso, un siempre grande Edward G. Robinson, que firmó su última película antes de fallecer el mismo año del estreno. Amén de la bonita Leigh Taylor-Youg que cumple su cometido.

Yo diría que es una obra meritoria de Ciencia-Ficción, con tintes apocalípticos, y una indiscutible cara de thriller e historia policíaca. Todo ello con un sesgo de crítica social y enfoque humanista y ecológico muy interesante. El mensaje no es muy alentador ni alberga mucha esperanza en el género humano.
Kikivall
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