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España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Drama Madrid, 1933, Tras haber asesinado a su hija Hildegart, Aurora Rodríguez se entrega a la justicia. En la cárcel, rememora las circunstancias que la movieron a cometer un crimen tan atroz. En su primera infancia, Aurora Rodríguez, testigo de frecuentes desavenencias matrimoniales y de la indiscutible supeditación de las mujeres a los hombres, concibió la idea de tener una hija a la que educaría para que se consagrara a luchar por la ... [+]
23 de diciembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hildegart fue concebida por un sacerdote a cambio de que nunca reclamara derechos de paternidad, y luego su madre proyectó una especie de experimento que quiso llevar hasta el final: hacer de Hildegart una mujer brillante intelectualmente (el nombre Hildegart, en alemán significa “jardín de sabiduría”), independiente de los hombres, amén de con ideas políticas de izquierda.

Esta historia acaecida en 1933 cayó en el olvido tras la guerra y durante la dictadura franquista. En 1973, el escritor y periodista Eduardo de Guzmán publicó su obra 'Aurora de sangre. Vida y muerte de Hildegart', donde recuperaba la memoria de Hildegart. Eduardo de Guzmán nos desvela un entramado metafórico sobre las relaciones de dominación, de autoridad y poder, y la persistente lucha de ambas mujeres por ser libres.

Esta película dirigida de forma muy profesional por Fernando Fernán Gómez y escrita por Rafael Azcona y el propio Fernán Gómez, trata tan asombroso episodio. La obra está basada en estos documentos que he mencionado, sobre todo en la obra de Eduardo de Guzmán. La dirección de la película por parte de Fernán Gómez la califico de técnica y profesional meramente, con escaso resultado en lo que a punto narrativo se refiere. Tiene un guión bastante bueno que narra con verosimilitud tan peregrino relato y acontecimientos, con una meritoria música del afamado cantautor Luis Eduardo Aute. Buena fotografía de Cecilio Paniagua, y mediocre ambientación y puesta en escena.

Uno de los platos fuertes de esta película está en el reparto, brillando con luz propia Amparo Soler Leal en el papel de Aurora, rol que interpreta de manera brillante, dramática y muy convincente, madre racionalista que deviene irracional y loca. Y acompañan muy bien Carmen Roldán, un joven Manuel Galiana, Carles Velat, Pedro Díez del Corral, José María Monpín y Guillermo Marín.

El tono del film es del tipo documental, con una impronta teatral en su confección, una obra de gran interés, sobre todo para los más jóvenes, pues narra la historia de una joven intelectual que parece mentira que emergiera en aquellos principios de siglo, pionera en sexología, ilustrada, que se relacionaba con los intelectuales y científicos de su tiempo (llegó a cartearse con el mismísimo Sigmund Freud).

Pero luego está ese otro punto oscuro que toca más a lo psicológico. Este caso es un equivalente al mito de Pigmalión, como un escultor enamorado de una estatua que había hecho él mismo. Aurora proyecta su plan pigmaliónico, pero le sale mal. La vida en muchas ocasiones no concuerda con la Mitología ni con los planes humanos, por bien trazados que parezcan. Aurora Rodríguez Carballeira siempre vio a su hija como “su obra”. La concibió como el ‘mesías’ que salvaría a la humanidad de todos sus pecados y, sobre todo a las mujeres, sometidas por el yugo de los hombres y una educación represiva. Un delirio, una manera enferma de tragarse a la hija, de devorarla, de atarla, de no permitir su libertad y su albedrío. Ese es el interés de este film, sobre todo por cuanto responde a una historia verídica, algo que ocurrió, un demente plan maternal y educativo con final dramático y funesto.
Kikivall
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