La sensación que deberías tener cuando estás en el cine viendo a tu superheroe favorito, debería de ser de ilusión y placer. Lo que ocurre con esta película es totalmente lo contrario.

La película empieza con un prólogo casi calcado a la primera entrega, para acto seguido sacar a Spider-man haciendo de las suyas como debe ser. Humor, acción, Spider-man... hasta aquí todo correcto, pero una vez acabados esos momentos normales a cualquier película de superheroes nos encontramos con la realidad.

Por lo visto hoy en día para recuperar el dinero invertido todo se tiene que convertir en pasteleo. Gwen y Parker aburren con sus absurdos diálogos. Diálogos hechos para las crías de quince y sus novietes que quieren tocar pelo. De hecho estas conversaciones se suceden por toda la peli (casi al final en el puente cuando Spidey le dice "te elijo a ti" cual Pikachu vulgaris) rompiendo así todo el ritmo de una película de accíon.

Lo bueno de la cinta sin duda es Harry Osborn. Está tan obsesionado con curarse que ya tiene cara de malo desde el inicio. De hecho está desaprovechado con los pocos minutos que le dan (15 minutos menos de pastel e invertirlos en lo importante hubiera dado el salto de calidad a la peli) la peli te deja el regustillo de que no te convence y por supuesto es inferior a la primera.

En conclusión, Spider-man decepciona por los cortes de acción, el pasteleo y el desaprovechamiento de los villanos.

Pero luce bien en pantalla con su sentido del humor y sus momentos de acción.


Capitán América 1-0 Spider-man.