Que Stephen King escriba el guión no implica, necesariamente, que la peli sea de terror. No tiene por qué. Acordaros de Creepshow, de la que ésta es heredera. Pues bien, algunos se quejan aquí de que la peli no da miedo. Natural. Como no lo dan los programas de cocina, que como mucho te dan hambre, o los coloquios de Garci, que como mucho te dan sueño. Lo que sí que da la peli es risa, cosa de la que también se quejan, aunque, en realidad, no es mala cosa.

Esta es una tonta y simpática comedia, negra, si se quiere, pero comedia, realizada con auténtico esmero y compuesta por tres inspirados relatos cortos, sobre todo el primero (inspirado, digo), que enlazan entre sí gracias a un lindo gatito que viaja de polizón de un lugar a otro, en busca de una niña a la que quiere ayudar.

Si te gusta Stephen King esta peli te atañe, ya que está llena de referencias a sí mismo. Como cuando James Woods apaga la tele en la que estaba viendo “La zona muerta” preguntándose “¿Quién habrá escrito esta mierda?”. Ja, ja. Lo mismo pensé yo cuando vi aquella peli. King es un cachondo.

“Los ojos del gato” es un jugoso regalito para amantes de los cuentos asombrosos, de los trolls de trapo y, sobre todo, para amantes de los gatos, que ya está bien de tanto chucho, jolín, ¡qué perra!, ni que no hubiese otro bicho.