A lo único que contribuye esta película o mejor dicho ``estupidez pasajera´´ no es a aterrarnos con un remake simulado de poca calidad, sino hacernos apagar la televisión. Muy bien, Stewart Raffil nos has traído una mezcla entre Tiburón y Piraña, pero con cocodrilos. En la película se abrirán bocas y mandíbulas, pero no me refiero a las del cocodrilo, sino las nuestras al bostezar ante una clara pérdida de tiempo. Si ya habéis visto la película, olvidadla.