En cuanto al argumento, remito a la reseña. Debe destacarse que el film oscila entre lo policial y el terror, con una impronta expresionista, que pretende "ver" lo que existe además de lo que el ojo puede registrar, surgiendo en cierto modo como contrapartida del movimiento artístico anterior, el impresionismo, que buscaba ser un exponente extremadamente fiel de la realidad del instante, lo que generaba la afluencia de pintores al exterior -por lo menos de sus casas- para poder experimentar esa cuestión. A ello se añade la necesidad de gozar de la mayor cantidad de luz, por lo que predomina una corriente instalada en el Mediodía francés, por la claridad aportada por la región mediterránea. Se destacan los psicodélicos -aunque en blanco y negro- decorados, construidos con una bulliciosa imaginación que se traduce en una geometrización retorcida y alambicada, y que parece ser una síntesis de surrealismo y expresivismo. De todos modos, con una grandísma belleza visual. Ciertos rasgos estereotípicos de la corriente están presentes, como las manos con dedos contraídos, recordando los cuadros de Grünewald, el marcado dramatismo de los ojos de los actores, con miradas diríase que imantadas, subrayando el sino trágico. La historia es también interesante, lo mismo que el vestuario. Como dato adicional curioso, puede mencionarse que en Argentina, en 1922, fue prohibida por una interpretación de carácter extensivo de una disposición jurídica que prohibía la difusión de personajes deformes en espectáculos públicos.