Haz click aquí para copiar la URL
Chile Chile · www.elotrocine.cl
Voto de Wladimyr Valdivia:
6
Comedia. Romance En la Francia de los años 20, durante la época dorada del jazz, un mago inglés (Colin Firth) está decidido a desenmascarar a una falsa médium (Emma Stone). Esto desencadenará una serie de hechos mágicos que sacudirán la vida de ambos.
29 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como es costumbre, Woody Allen no podía dejar que se vaya el año sin antes presentar su estreno anual. Desde 1982 que el director nacido en Brooklyn pone en cartelera una de sus películas de manera sagrada, cada 365 días. Este año es el turno de “Magia a la Luz de la Luna”, una comedia romántica con toda la flema franco británica de la década de 1920.

Colin Firth (“A Single Man”, “The King’s Speech”) es Stanley, un destacado mago que es invitado por Howard Burkan (Simon McBurney), un colega amigo, a desenmascarar a Sophie (Emma Stone), una mujer que vive en casa de una acaudalada familia, gracias a sus predicciones y la comunicación que hace con familiares muertos, lo que le permitió a Sophie ganarse la confianza de todos. Stanley es conocido por dejar en evidencia a este tipo de médium, por lo que su trabajo consiste en relacionarse de manera cercana con Sophie, ponerla a prueba, intentar descubrir sus trucos y demostrar que su único objetivo es sacar provecho económico.

Si alguien sabe contar historias de amor y relaciones personales basadas en la comedia y la sátira es Woody Allen. Y “Magic in the Moonlight”, en ese sentido, no representa nada nuevo. La historia se centra en la relación entre Stanley y Sophie, ambos de personalidades muy marcadas y distantes: el primero es un inglés que se sabe como el mejor en lo que hace, muy pragmático en su manera de pensar y hacer, cercano a la ciencia y muy lejos de aceptar y entender cualquier posibilidad más allá de lo terrenal; y la segunda es una mujer joven, llena de vitalidad, convencida de su talento y, que aparenta tener una inteligencia emocional por sobre la media, lo que le otorga un grado de seguridad absoluto en su vida. Ambos personajes son explicados con poco detalle, pero lo suficiente como para sumarnos a esta relación. Es común que los roles principales de las películas de Woody Allen no sean de fácil empatía con el público, pero es sabido también que el fuerte de sus trabajos son los guiones, y en este caso, con altibajos, esta premisa se mantiene.

La película nos lleva por la creciente relación entre ambos protagonistas, con la excusa del desenmascaramiento de por medio y sus disímiles formas de pensar. El director, de manera extraña, se muestra incapaz de utilizar el juego de la magia y la racionalidad como un elemento indispensable, nos plantea metáforas y recursos literarios para adornar una historia de amor sin profundizar lo suficiente y los diálogos no son lo suficientemente entretenidos, aunque resulta admirable la capacidad de ambos actores principales para apoderarse de sus personajes. “Tengo pensamientos irracionales positivos por Shopie”, es la manera en que Stanley comenta sobre su amor, tras obligarla a aceptar sus sentimientos. Por otra parte, ambos actores se muestran sólidos, especialmente Emma Stone, quien con una corta carrera –en comparación a Firth- no tiene nada que envidiarle a las ya míticas musas de Allen, pero las interpretaciones pierden sustancia por lo mencionado anteriormente.

La aristocracia como escenario y un protagonista con un alto grado de neurosis vuelven a ser la receta para una historia donde la magia, como nunca, escasea. Tampoco hay que ser injustos: la película tiene grandes momentos, principalmente cuando alcanzamos a ser cómplices de ciertos suspiros en el guion, cuando vemos que ambos personajes no son quizás tan distintos como parecen serlo, pero no alcanzan a levantar el vuelo de un relato con muy poca magia y, probablemente, con demasiada razón y poco corazón.

Sin duda, “Magic in the Moonlight” la podemos ubicar fácilmente como una de las mejores comedias románticas del año, pero ni cerca está de ser uno de los mejores trabajos de un director acostumbrado a contarnos historias fantásticas, de personajes entrañables y de complicidad absoluta. “Blue Jasmine”, por cierto, le dejó la vara bastante alta.

---
www.elotrocine.cl
Wladimyr Valdivia
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow