Confieso mi debilidad por esta actriz nacida en 1990, de meteórico currículum, con 1 Oscar y 3 nominaciones antes de cumplir los 23 años (veremos si le acaba afectando a su carrera), y que en "La gran estafa americana" interpreta su ya clásico papel de chica volcánica-inestable-frágil-pero-fuerte, resultando de nuevo irresistible (me quedo embobado con sus escenas, ya sea gritando, llorando, fumando o cuando canta "Live and Let Die" en el salón de su casa).

Pero la película de David O. Russell es mucho más que ella. Sin entrar en las pajas mentales del pedante Luis Martínez de "El Mundo", "American Hustle" retrata a unos personajes miserables (unos más que otros) que hacen lo que sea por medrar en los EEUU de finales de los 70. Todo es engaño, todo es fingimiento, todo es apariencia, desde el pelo de un calvo Christian Bale que significativamente abre el film, a los vaporosos escotes de la sibilina Adams, pasando por los jeques "árabes" o las añagazas de los implicados. Todo es una huida hacia adelante y resulta francamente entretenida.

Qué le voy a hacer, si me encantan las películas retro con gente hortera bailando al ritmo de canciones de la época (impagable el momento discotequero entre Cooper y Adams con la tórrida "I Feel Love" de la dupla Donna Summer-Giorgio Moroder).