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España España · Santa Cruz
Voto de Cinestres:
8
Comedia. Drama Al finalizar su jornada laboral Paul Hackett (Griffin Dunne), un solitario programador de una compañía de informática, se ve envuelto en una serie de extrañas circunstancias que le llevan a uno de los peores barrios de Nueva York. Allí vivirá una interminable y alocada noche intentado regresar a su casa en el Upper East Side. (FILMAFFINITY)
6 de agosto de 2007
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin Scorsese dirige en 1985 Afterhours (una vez más me pregunto quien traduce los títulos de las películas en este país) una disparata comedia con aires surrealistas por la que consiguió la Palma al mejor director en el festival de Cannes de 1986. Planteada como una moderna screwball comedy con tintes de humor negro Afterhours narra la alocada noche que sufre Paul Hacket, un yuppie de vida aburrida, interpretado por un magnifico Griffin Dunne, que por una vez decide arriesgarse y salir a divertirse. Todo comienza cuando Paul conoce en un restaurante a la inquietante Marcy, una jovencísima Rosanna Arquette, a la que bajo cualquier pretexto Paul quiere volver a ver. Él consigue su número y no tarda en llamarla. Queda con ella de nuevo, esa misma noche, en el barrio del Soho. A partir de ahí, lo que parecía el típico “chico conoce chica” hollywoodiense se acaba y empieza el disparate. Paul poco acostumbrado a los ambientes nocturnos intenta adaptarse pero como “pez fuera del agua” nunca escoge las palabras y los caminos correctos, convirtiéndose en pesadilla una noche que prometía ser de ensueño y algo de sexo. Esto es una constante en el cine de Scorsese, que nos presenta en sus películas una galería de personajes situados en una encrucijada y que con tal de cumplir sus deseos (que en algunos casos se convierte en obsesión) son capaces de lo que sea. En la mayoría de los casos las decisiones que toman acaban causándoles más problemas que triunfos.
La ciudad de Nueva York se presenta aquí como un personaje fundamental, desvelando como la noche puede cambiar tanto a sus habitantes, como al caer la medianoche la gente se desahoga dejando salir partes de su personalidad que la luz del día mantiene oculta y como las grandes urbes se transforman cada vez más en lugar de reunión de gente solitaria. Gente que tan solo requiere algo de atención y unas pocas palabras. De esta manera Paul se encuentra en su odisea con una autentica fauna urbana repleta de freaks que le causarán más de un quebradero de cabeza en su ansia de escapar hacia el único sitio en el que se siente seguro, su piso. Scorsese se acompañó, como es típico en él, de grandes colaboradores que incidieron en que la película funcionara. Además del perfecto montaje de la habitual Thelma Schonmaker cada imagen filmada por el fassbinderiano director de fotografía Michael Ballhaus crea una atmósfera casi onírica que acentúa la impresión de agobio del protagonista y que apoyada en la banda sonora del compositor Howard Shore da como resultado unas secuencias que, casi al borde del cartoon, provocan a partes iguales risas y desesperación.
Considerada como una obra menor dentro de la filmografía de su autor por ser una comedia y no llegando a la repercusión en el panorama cinematográfico de sus películas míticas, Afterhours se va erigiendo como una pequeña joya que no debe perderse en el olvido y que ningún amante del buen cine y de las noches locas puede pasar sin ver.
Cinestres
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