Primer y único largo hasta la fecha (a la espera de estrenar Incendiary) de la realizadora británica Sharon Maguire, adaptando una exitosa novela de Helen Fielding. El resultado en la gran pantalla es inferior, aunque las comparaciones entre ámbitos de expresión sean odiosas, a la obra literaria; aquí se trata de una comedia romántica, un tanto clásica, con el típico triángulo amoroso, en el que la omnipresente protagonista debe elegir a uno de los dos maromos que le caen en gracia. El argumento es sencillito, y lo único estimulante a la par que gracioso es la presencia de la Zellweger que borda el papel de la treintaañera solterona e insegura, junto a la labor de Colin Firth, estupendo actor y que también tiene chispa para el género de la comedia romántica (como lo demostraría posteriormente en Love Actually). Hugh Grant hace de Hugh Grant, tendiendo un poco a dar un giro cabroncete a su personaje característico.
Por lo demás, la película no da para mucho, se completa la cosa con una serie resultona de canciones, la típica banda sonora para ser regalada en un San Valentín poco imaginativo, y poquillo más, un mero entretenimiento apto para todo tipo de público sin pretensiones.