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España España · K-PAX
Voto de PROT:
9
Comedia. Fantástico Josh Baskin tiene trece años pero, cansado de que las chicas no le hagan caso y de que sus padres le traten como a un niño, desea ser mayor. Una noche, encuentra, en una feria, una vieja máquina que concede un deseo a cambio de una moneda. Josh, sin dudarlo un instante, pide hacerse mayor. A la mañana siguiente, descubre en el espejo un cuerpo de adulto. La otra cara de la moneda serán los problemas y responsabilidades que debe asumir ... [+]
24 de marzo de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una escena de BIG que prefiero sobre las otras. Tom Hanks, que no ha logrado desprenderse siquiera como prometedor ejecutivo del niño que lleva dentro, se da una vuelta por los parques y los ambientes que frecuentaba con su amigo y contemporáneo Billy Kopecky antes de su transformación en adulto. Después, circunspecto, le da a su amada la noticia de que quiere volver a casa o, lo que es lo mismo, retroceder por obra y arte de Zoltar veinte años en el tiempo.
Durante estos días de primavera, y no gracias a la fantástica BIG sino debido a mi condición de nostálgico irreductible, yo he vuelto puntualmente también a esos otros días de primavera en los que, sin responsabilidades y con la única turbación de conseguir que la chica de mis sueños cayera por fin derrotada entre mis brazos, salía con mis amigos a las diez de la mañana buscando un parque donde jugar al fútbol o un banco acogedor donde contarnos las vidas. Y vuelvo a oír los mismos cantos de los mismos pájaros, y a sentir los mismos olores y colores de una gran ciudad que por entonces no lo era tanto aunque sí era más bonita. Y soy capaz de reproducir, dos décadas más tarde, la emoción indescriptible que significaba la promesa más grande que se le podía hacer a un chico de los ochenta: lo maravilloso de disponer de tres meses de verano para disfrutarlo con esas personas que, en muchos casos, son la primera y la única familia que elegimos: los amigos.
Consciente o no de estar viviendo una época descomunal nunca quise, a diferencia de Tom Hanks en BIG, ser mayor. Y es que fui tan feliz, tan inmensamente feliz, que ando buscando ahora como un loco la máquina que me devuelva a aquellos parques y a aquellos ambientes en los que, sin responsabilidades, pudiera dedicarme desde las diez de la mañana a jugar al fútbol o a contarme la vida con mis amigos.
Quizá sea la belleza de esta primavera, o el reflejo de la disyuntiva de Tom Hanks en BIG, pero ojalá que sí regresen aquellas golondrinas que aprendieron nuestros nombres, y que pueda yo sentir en mis ojos el fulgor de los ojos de Zoltar mientras le pido, por favor, que me vuelva a aquel niño que llevo dentro y del que yo tampoco logro desprenderme.
PROT
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