Haz click aquí para copiar la URL
España España · K-PAX
Voto de PROT:
10
Comedia Teodoro, un ingeniero español que es profesor en la Universidad de Oklahoma, regresa a España para disfrutar de un año sabático. Al llegar, se entera de que su padre ha matado a su madre y, para compensarlo de la pérdida, le ha comprado una moto con sidecar para viajar juntos. Así es como llegan a un remoto pueblo de montaña que parece desierto; lo que ocurre es que todos los vecinos están en la iglesia, porque la misa es un auténtico ... [+]
27 de mayo de 2009
60 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente hay dos clases de personas: a las que les gusta AMANECE QUE NO ES POCO, entre las que orgullosamente me incluyo, y a las que no les gusta AMANECE QUE NO ES POCO.
Las personas a las que nos gusta AMANECE QUE NO ES POCO hablamos por regla general de Dostoievski, y por regla general hablamos bien. Las personas a las que no les gusta AMANECE QUE NO ES POCO no acostumbran a montar en bici y, muy posiblemente, nunca han desprendido olor a lomo de ángel.
A las personas a las que nos gusta AMANECE QUE NO ES POCO nos está permitido sacar las cabras al monte para hacer estampas, que no es lo mismo que plagiar a Faulkner, y conocemos a la perfección cuál es el sistema sintético del guantazo bien proporcionado. Las personas a las que no les gusta AMANECE QUE NO ES POCO, por el contrario, y desgraciadamente, no pueden leer novelas sin estropearlas y nunca conocerán el secreto deleite que proporciona elegir de forma democrática al homosexual del pueblo y a toda una cohorte de mujeres adúlteras.
Las personas a las que no les gusta AMANECE QUE NO ES POCO no tienen la más remota idea de lo que significa escuchar un aria de Rinaldo maravillosamente interpretada en tanto uno flanqueado por un guardia civil se mete para el cuerpo un estupendo anisete, y no pueden decir glande ni víscera ni paradigmático sin que les pegue un fogonazo el culo.
Las personas a las que nos gusta AMANECE QUE NO ES POCO conocemos la diferencia entre un catecúmeno y un clandestino y sólo podemos ir a los caballitos cuando cumplimos los 29 años. Aquellos a los que no les gusta, en cambio, tendrán vetada por los siglos de los siglos la posibilidad de ver crecer a un hombre en sus bancales o hablar con las calabazas.
Hoy, en que por no ser un salvaje ni un sinvergüenza (y precisamente por no serlo), ya he hecho mi ratito de flash back, sólo puedo dar gracias a los Santos del Cielo por haberme dado una visión global bastante aproximada y lamentar el hecho de que a los que no les gusta AMANECE QUE NO ES POCO no se les haya enviado claridad de discernimiento.
Y me van ustedes a disculpar, que tengo que averiguar de una vez para todas si hay o no hay relación entre las ingles y la cabeza.
PROT
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow