Paterson, magníficamernte interpretado por Adam Drive, es conductor de autobús en la ciudad de Paterson, New Jersey. Tiene una vida rutinaria pero sabe apreciar las pequeños detalles del día a día y la belleza que se esconde en las pequeñas cosas y que luego intenta plasmar en sus poesías, su mayor hobby, le encanta su ciudad y admira al poeta William Carlos Williams, que también vivió en Paterson.

Jarmusch consigue con Paterson un canto a la vida, a la poesía de la cotidianidad, a su belleza. Con un ritmo lento y mucha sensibilidad, logra que vayamos entendiendo lo que siente el protagonista, a ver lo que él percibe en gestos y detalles que parecen insignificantes.

Jarmusch siempre ha tenido predilección por el blanco y negro, aquí nos deja un guiño a través de Laura, la pareja de Paterson. Laura es un alma libre, se pasa el día diseñando, soñando y le encanta combinar el blanco y el negro en todas sus facetas artísticas. Una mujer que tiene sus defectos y que, en un primer momento, puede crear un cierto rechazo pensando que se aprovecha de Paterson, pero en realidad es su forma de ser y, como en el resto de las cosas de su vida, Paterson logra ver su lado más bello y apoyarla incondicionalmente por puro amor.

Jarmusch logra plasmar en el transcurso de una semana la rutinaria vida de Paterson con una sensibilidad tal que es imposible no empatizar con su protagonista, meternos en su piel y disfrutar de la belleza que se esconde en cada rincón de su ciudad, en las conversaciones de sus gentes y en cualquier gesto de Laura. El director aprovecha para poner en el mapa a la ciudad de Paterson y a sus ciudadanos más ilustres como el actor Lou Costello, el boxeador Rubin “Hurricane” Carter y en especial, al ya mencionado poeta William Carlos Williams.

A destacar la impresionante actuación de Adam Driver y el notable contrapunto de la iraní Goldshifteh Farahani, rodeados de secundarios que hacen un buen trabajo consiguen llenar de vida una película aparentemente sencilla, que si logramos ver con los ojos de Paterson, está repleta de belleza y sensibilidad.

Paterson escribe un poema de amor a Laura y Jarmusch filma un canto a la belleza de la cotidianidad.