Parece que con la última de Malick solo hay espacio para el amor o el odio, aunque por increíble que parezca yo me he quedado en un punto más tibio. Me gustó la película, que es indudablemente bella y atrevida, pero no veo que sea un tratado de filosofía fundamental y desde luego creo que le sobran cosas y que otras se podrían haber hecho mejor de forma diferente (ese final...).

Es curioso que esta obra vaya a pasar a la historia del cine como "esa película donde la gente se salía a mitad"; en mi caso llegué a ver hasta a cuatro personas marcharse de la sala, y eso que estaba más bien vacía. Puede que en el futuro, los cinéfilos se dividan entre aquellos que aguantaron hasta el final de 'El árbol de la vida' y los que tiraron la toalla.

Entiendo perfectamente que haya personas que no la traguen: su pulso narrativo no puede calificarse como lento o rápido, sino que sencillamente es diferente a cualquier otra cosa vista. Para bien y para mal. La ausencia de diálogos, el tan discutido momento "documental de la 2" con galaxias, medusas y dinosaurios, y lo ambiguo de las reflexiones en off de los protagonistas, hacen muy difícil su digestión.

Técnicamente es un ejercicio de bellísima factura, y sorprende cómo consigue que conectemos emocionalmente con una familia de la que solo vemos retazos incompletos e inconexos. Hay que echarle voluntad para conseguilo, pero merece la pena. Lo que no pude tragar de ninguna forma fue su final, una metáfora muy evidente pero resuelta de una forma muy regular para mi gusto.

Sabiendo que he ido al cine a verla, varias personas me han preguntado ya por ella. Yo ni la recomiendo, ni dejo de hacerlo, porque es imposible saber quién va a poder aguantar esta película. Yo solo digo a quien tenga curiosidad y ganas de ponerse con ella, que lo haga sin ninguna idea preconcebida, y a ver qué se encuentra.