Al gran Alejandro Dumas padre, el autor de Los tres mosqueteros, lo acusaban de pasarse la Historia por el forro, de violarla. El respondía, sí, pero le hago bellas criaturas.
Talmente hace eso Raoul Walsh, otro grande en lo suyo, toma la Historia, la ignora, la modifica, la disfraza, hasta se burla de ella y nos brinda una obra redonda, una pieza maestra de aventuras, de amor, de humor, de respeto al sentido del deber y sí, también a los indios.
Lección de guión, de interpretación, de ritmo...de todo.
Hay escenas divertidas, otras te ponen la piel de gallina.
Olivia de Havilland hace el desmayo más emotivo de la historia del cine y Errol Flyn es un bribón simpático, decidido, responsable y valiente con un sentido del deber insuperable
Magistral.