Película de sutiles detalles. Es casi irónica, creo que es lo que la hace tan dura. Se la recomiendo absolutamente a todo el mundo, es buenísima. Me parece mejor que 'Trainspotting', mejor que 'Requiem por un sueño', y por supuesto que la infumable 'Diario de un rebelde'. Creo que es la mejor película cuyo argumento trate exclusivamente el tema de las drogas.

En efecto como adaptación no se la puede tildar de rigurosa porque no lo es, se nos presenta a una Cristina (Christianne) distinta en un contexto diferente. No se especifica que fuese violada por su padre ni especialmente renegada por parte de su madre, ni que tampoco consumiera otras drogas desde muy pronta edad de manera compulsiva y muy deliberada. Vemos a una Cristina más 'bondadosa', buena por inercia, como una chica entrañable, tímida y angelical, pero con fulgor. Y eso me gusta, porque esa inocencia hace que la historia resulte incluso más impactante y desoladora. Y porque como película libre de la función adaptada me parece sencillamente magistral.

La película es un soberbio retrato muchas cosas; del Berlín de la época, de la sociedad, de la gente, en cierto modo se entreven aspectos del modo de vida. Pero el que se denota mejor es el de la incertidumbre juvenil en todos sus estados (la inseguridad, la falta de aspiraciones, ambiciones) y que vienen a ser paliados con el remedio que aniquila el sufrimiento existencial junto con el resto de todo lo vivo, la droga.

Momento clave:

- Detler (el chico que después pasará a ser su novio) echa una reprimenda a Cristina por tomar una pastilla que la hace vomitar "No deberías de haber tomado esa porquería", dice, textualmente. ¿Qué nos parece? El típico protagonista joven y guapo que está en un sitio que en realidad no es el suyo, en cierto modo maduro y con un buen corazón. Trata de ayudar a Cristina a ponerse bien, al no conocerla de mucho se conforma con dar apoyo a la chica con su sola presencia a su lado, discreta y contenida, sin alardes ni indiscreciones propios de la edad. Los dos chicos se parecen en cierto modo, son introvertidos y su carácter está determinado por ideales altruistas. Esto sin haber llegado al cuarto de hora de película.

- Diez minutos después presenciamos una escena que nos transmite a la perfección lo que podríamos denominar 'la idílica esencia de la juventud'. Vemos a los chicos correr por un galerías comerciales cerradas, gritando, riendo y rompiendo un cajero con monedas. No piensan en nada, solo siguen corriendo adelante, disfrutan, viven el momento. Están haciendo algo malo pero creo que a pesar del acto delictivo la escena se gana la empatía de la mayor parte del público, no hay mala intención. Creo que muchos de los espectadores perciben que es un momento mágico, de felicidad. No obstante ese momento de idílico enaltecimiento espiritual se rompe justo cuando ocurre lo que Cristina y Detler probablemente más estuvieran deseando que es quedarse a solas. Que ironía, ¿verdad? Apenas saben lo que decirse, la cobardía y la inseguridad toma en forma de esas conversaciones vacuas (qué harás el fin de semana que viene, cuando aún no se ha terminado esta noche) a la felicidad absoluta precedente. Pero uno piensa, ¿y cómo tendría que haberse desarrollado la escena? Y entonces piensa qué es lo que haría él... y piensa una vez más.

Ella vuelve a casa con una amiga, las dos un tanto embriagadas y son sorprendidas en la estación de metro por la madre de la última. Uno recapitula entonces el derrotero de la noche y trata de sacar su propio análisis: <<hay que ver qué cosas, y así acaba la noche, los dos chicos que se gustan no han acabado juntos, apenas han acercado posiciones, por así decirlo>>. La aparición de los demás ha frenado un encuentro de lo más desangelado cuando en la intimidad de sus fantasías y deseos el resultado del escenario fuese otro, la muchedumbre no es mala, solo que a veces molesta, los encuentros entre personas que resultan más evocadores y perdurables en la memoria, da igual del tipo que sean, considero que son los que tienen lugar en la intimidad. En la mayoría de los casos, al menos.

Pero en una sociedad completamente descontrolada y precaria, que aún no estaba tan esclavizada por los dispositivos informáticos, cierta gente lo tenía fácil para volver a verse. Sobre todo en unos tiempos caracterizados por la droga dura como el mayor y el más efectivo revulsivo social. Al miedo, que origina tristeza y dolor, evasión. Si bien al principio Detler no necesitaba hacer caso a la tímida y no desarrollada mocosa pudiendo sucumbir a la tentación de la heroína, algo que lo haría sentir mayor y liberado de todos sus miedos, después al estar Cristina y él en el mismo nivel la cosa cambia. Ahora ya sí que se parecen del todo.

Para el recuerdo el momento exacto en el que Cristina decide tomar heroína. El concierto de David Bowie ha acabado y ella se ha quedado sola, sin el respaldo del entretenido evento musical que la sustente. Y todos los demás parecen 'pertenecer a algo'. Y ella también quiere. La necesidad social manda. Instante impagable, el impulso es súbito y da fuerza, está a punto de romper una barrera que la impide sentirse realizada en su propia vida. Ya no hay miedo ni inseguridad, ya tiene el respaldo!

La propia Christiane F., drogadicta en cuya adolescencia está inspirada la película lo afirma en una entrevista:

"De niña estuve muy sola. Yo sólo quería pertenecer a algo, encajar."

Es algo que se ve muy bien en la película, hasta el punto de que sobra cualquier aclaración o explicación sobre el tema. Sutileza absoluta.