En un mercado laboral cuyos puestos más cotizados se adjudican en función de una competencia directa de todos contra todos, lo más sensato es sopesar si merece la pena la recompensa al sacrificio exigido y en función de ahí, proceder.

"No seas ridícula, Andrea, todo el mundo querría esto. Todos querrían ser nosotras", le dice Meryl Streep a Anne Hathaway justo antes de que esta decida dimitir sin preaviso, arrojando el busca a una fuente pública. Como hoy puedes pegar el campanazo diciendo gilipolleces por YouTube y consiguiendo que la gente te regale dinero por entretenerles las tardes pues a lo mejor ya no es así; hemos pasado del servilismo bien remunerado con opciones a promocionar, a hordas que aspiran ganarse la vida dando la murga por los altavoces mediáticos. Así que lógico que esta película ya no se entienda igual que hace quince años.