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Voto de El Extranjero :
10
6,6
36.097
Drama
Tras un aterrizaje de emergencia en medio del campo gracias al cual salvan la vida un centenar de pasajeros, el comandante Whip Whitaker (Denzel Washington), que pilotaba el avión, es considerado un héroe nacional. Sin embargo, cuando se pone en marcha la investigación para determinar las causas de la avería, se averigua que el capitán tenía exceso de alcohol en la sangre. (FILMAFFINITY)
22 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy entretenida. La escena del accidente de avión es durísima, consterna realmente al espectador, pocas películas tienen la capacidad de transmitir esa crudeza y desolación. El resto no se queda atrás pues hay una historia en la que los personajes se expresan con elocuencia y actúan con honestidad conforme a sus hipócritas intereses: el espectador entiende qué es lo que le motiva a cada uno. Los bruscos y airados diálogos añaden una agradecida tridimensionalidad a los personajes.
El piloto de un avión (Denzel Washington, decir brutal actuación sería quedarse corto) es alcohólico, pero hizo una maniobra prodigiosa por la que de las 102 personas que viajaban en el avión, solo han muerto 6. Se demuestra que nadie más hubiera podido aterrizar ese avión tal y como lo ha hecho él. Resulta que la mañana del vuelo consumió alcohol, y los días anteriores también. Al final se demuestra que era el avión el que estaba defectuoso por no haber sido cambiada una pieza clave, pero entran en juego las leyes, los pleitos, los seguros, los intereses de las grandes empresas, porque aquí se piden responsabilidades y cualquiera susceptible de ser culpado va a ser condenado. El abogado de la línea del personal de avión es Don Cheadle (superlativo, su interpretación de este educado profesional que afirma no perder nunca es muy contenida y deliciosamente ambigua; no oculta su desprecio por la figura de Washington pero le trata de una forma muy cordial en lo trabaja para que no sea declarado culpable) que logra anular el informe toxicológico de Washington (se extrae a toda la tripulación cuando hay un accidente) por haber sido obtenido con material obsoleto con posibilidad de arrojar pruebas viciadas y Bruce Greenwood es un destacado miembro del sindicato de pilotos, antiguo compañero de Washington.
Muy buena la escena en la que al director de la empresa aérea se le informa de la situación: el poderoso se expresa con una franqueza que si bien rezuma honestidad así como un carácter práctico y expeditivo, esta puede resultar ser hiriente por sus formas, de hecho lo es según el principio de la psicología que indica que hay personas que dicen lo que piensan, careciendo completamente de filtro, solo para amparar su deseo de zaherir y humillar a alguien. Otro ejemplo es cuando Denzel está borracho y le repriende a Kelly Reilly que le compare a ella, este le suelta que él no hace mamadas a nadie para pagarse el vicio, una verdad incómoda pero que no puedes decir porque está mal, te lo tienes que guardar. Además si sobrio no lo dirías.
El piloto de un avión (Denzel Washington, decir brutal actuación sería quedarse corto) es alcohólico, pero hizo una maniobra prodigiosa por la que de las 102 personas que viajaban en el avión, solo han muerto 6. Se demuestra que nadie más hubiera podido aterrizar ese avión tal y como lo ha hecho él. Resulta que la mañana del vuelo consumió alcohol, y los días anteriores también. Al final se demuestra que era el avión el que estaba defectuoso por no haber sido cambiada una pieza clave, pero entran en juego las leyes, los pleitos, los seguros, los intereses de las grandes empresas, porque aquí se piden responsabilidades y cualquiera susceptible de ser culpado va a ser condenado. El abogado de la línea del personal de avión es Don Cheadle (superlativo, su interpretación de este educado profesional que afirma no perder nunca es muy contenida y deliciosamente ambigua; no oculta su desprecio por la figura de Washington pero le trata de una forma muy cordial en lo trabaja para que no sea declarado culpable) que logra anular el informe toxicológico de Washington (se extrae a toda la tripulación cuando hay un accidente) por haber sido obtenido con material obsoleto con posibilidad de arrojar pruebas viciadas y Bruce Greenwood es un destacado miembro del sindicato de pilotos, antiguo compañero de Washington.
Muy buena la escena en la que al director de la empresa aérea se le informa de la situación: el poderoso se expresa con una franqueza que si bien rezuma honestidad así como un carácter práctico y expeditivo, esta puede resultar ser hiriente por sus formas, de hecho lo es según el principio de la psicología que indica que hay personas que dicen lo que piensan, careciendo completamente de filtro, solo para amparar su deseo de zaherir y humillar a alguien. Otro ejemplo es cuando Denzel está borracho y le repriende a Kelly Reilly que le compare a ella, este le suelta que él no hace mamadas a nadie para pagarse el vicio, una verdad incómoda pero que no puedes decir porque está mal, te lo tienes que guardar. Además si sobrio no lo dirías.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Un tribunal federal va a juzgar el caso y Cheadle ya lo ha hecho todo por Denzel, solo le queda presentarse ahí y negar su culpa (mentir sobre su estado el día del accidente) limitándose a dar su versión respondiendo a las preguntas que le van a hacer. La noche antes le alojan en la suite de un hotel, que tenía una puerta que daba acceso a la habitación grande que no paraba de dar golpes, haciendo un ruido similar de como si alguien estuviera llamando a la puerta. Denzel oye el ruido antes pero no hace caso, trata de dormir. En la mitad de la noche el ruido persiste. Va a ver lo que pasa. Tras preguntar quién es y ver que es el pestillo de esa puerta lo que no provocaba el ruido accede a la estancia. Mira por la ventana y justo oye el ruido de una nevera. Esa sí tenía alcohol, no como la de la otra habitación. Era como si la bebida lo estuviera llamando. Examina las bebidas, dudando. Coge una botellita y la deja encima. Parece que se vuelve a la cama. La cámara se queda quieta, enfocando al recipiente. Y vemos como de repente aparece la mano de Denzel para agarrarla finalmente con ese golpe de sonido que le todo el impacto a esa escena, convirtiéndola en una de las memorables del filme. Lo de la mañana siguiente es un desmadre total. Llegan Greenwood y Cheadle y ante la urgencia ahí es donde desaparecen por completo sus flemáticos modales y todo ese aspecto de impoluta formalidad con la que estaban acostumbrados a moverse por el mundo. Tenían un problemón de la hostia, este tío estaba medio cadáver y se ha abierto la cabeza golpeándose contra el bidé al caerse borracho. Estaban desesperados y empleaban un registro algo más coloquial del que estaban acostumbrados. Pero viene John Goodman, uno de los camellos más divertidos y molones de la historia del cine y ante la condescendiente y descarada espontaneidad que se gastaba Greenwood y Cheadle ya palidecieron del todo. (Al último además le tocó financiar los 500$ del homenaje de la farlopa en el que tanto él como su escudero se negaron a participar. No obstante al irse, Goodman les hizo entrega de lo que quedaba del gramo, es un profesional honesto. Probablemente también estemos hablando del gramo más caro de la historia del cine.)
En el juicio, Denzel imita a la perfección la actitud de un hombre que ha consumido cocaína recientemente, con esos movimientos de mandíbula, te pone los pelos de punta de lo bien que lo calca, parece que estuviera puesto de verdad. Es un detalle que no aprecié la primera vez que la vi hace nueve años porque por aquel entonces aún ignoraba muchas cosas de la vida. Solamente tiene que mentir una vez más y decir que los botellines de vodka encontrados en el avión no eran suyos sino de la azafata muerta en el accidente con la que estaba bebiendo, colocándose y manteniendo relaciones sexuales la noche antes del accidente. Tan simple como eso, nadie le iba a contradecir ni a investigar nada más. Pero miró su fotografía y no pudo. O estaba harto de todo, de su adicción, o que se encontraba en una de esas resaca de las que te tiene trastornado, confundido, paranoico y alucinado, que te lleva a crisis existenciales y a sensaciones arrebatadas y a pensamientos impulsivos, que te empujan a tomar decisiones drásticas con tal de acabar con el dolor. Además todo está muy bien rodado, el filme es emotivo y te llega, te metes dentro, no es nada complaciente (Zemeckis tiene una gran reputación pero a mi parte de su cine me parece algo infantil y condescendiente, en cambio esta es un drama adulto).
Me chirría un poco que Denzel acabé culpándose de todo, hasta de lo que no tiene culpa cuando está en la cárcel, pero lo atribuyo a un desprecio profundo a su personalidad adicta, de hecho manifiesta que nunca se había sentido tan libre como en la cárcel.
Lo único que encuentro un poco indignante es el hecho de que su ex-mujer no le quiera ver ni en pintura por borracho y manipule al hijo que tienen en común contra él, pero bien que le llama a pedir dinero. Ahí sí, ¿no?
En el juicio, Denzel imita a la perfección la actitud de un hombre que ha consumido cocaína recientemente, con esos movimientos de mandíbula, te pone los pelos de punta de lo bien que lo calca, parece que estuviera puesto de verdad. Es un detalle que no aprecié la primera vez que la vi hace nueve años porque por aquel entonces aún ignoraba muchas cosas de la vida. Solamente tiene que mentir una vez más y decir que los botellines de vodka encontrados en el avión no eran suyos sino de la azafata muerta en el accidente con la que estaba bebiendo, colocándose y manteniendo relaciones sexuales la noche antes del accidente. Tan simple como eso, nadie le iba a contradecir ni a investigar nada más. Pero miró su fotografía y no pudo. O estaba harto de todo, de su adicción, o que se encontraba en una de esas resaca de las que te tiene trastornado, confundido, paranoico y alucinado, que te lleva a crisis existenciales y a sensaciones arrebatadas y a pensamientos impulsivos, que te empujan a tomar decisiones drásticas con tal de acabar con el dolor. Además todo está muy bien rodado, el filme es emotivo y te llega, te metes dentro, no es nada complaciente (Zemeckis tiene una gran reputación pero a mi parte de su cine me parece algo infantil y condescendiente, en cambio esta es un drama adulto).
Me chirría un poco que Denzel acabé culpándose de todo, hasta de lo que no tiene culpa cuando está en la cárcel, pero lo atribuyo a un desprecio profundo a su personalidad adicta, de hecho manifiesta que nunca se había sentido tan libre como en la cárcel.
Lo único que encuentro un poco indignante es el hecho de que su ex-mujer no le quiera ver ni en pintura por borracho y manipule al hijo que tienen en común contra él, pero bien que le llama a pedir dinero. Ahí sí, ¿no?