No me gusta esta película por la imagen que da de la mujer, que no pueda cuidar sola de sí misma y que tenga que recurrir a los demás para poder salvaguardarse de los problemas que la asaltan en un núcleo urbano poblado. Es muy conservadora, pues una vez vista entera el juicio más inmediato que uno extrae es que la mujer se tiene que portar 'bien' para que no le pasen cosas malas. En otras palabras, la mujer de por sí es inútil y no se vale por sí misma y hay que decirla lo que tiene que hacer y cómo, igual que a un niño. La identificación de la capacidad de la mujer con la de un niño tristemente es bastante evidente.

Por lo demás es un largometraje entretenido y diría que muy violento, por momentos sorprende la crudeza y el estrépito con el que están rodadas las escenas de abuso. En ese sentido el impacto está asegurado, no te deja indiferente. A pesar de la buena actuación de Jodie Foster, uno no empatiza del todo con su personaje porque tiene la sensación de que la desconsideración e irracionalidad que muestra su personaje son elementos demasiado forzados de cara al manipulador mensaje que persigue la película, el de la que mujer que va por libre es débil y tonta. Vale que Sarah Tobias es un personaje joven e impulsivo, con todo lo que ellos supone, pero todo tiene unos límites.

Si bien dentro del desarrollo de la parcial premisa el reparto femenino resulta atractivo, no se puede decir lo mismo del masculino, pues cuesta creer por ejemplo que en aquel bar no hubiese ni un solo hombre bueno y valiente que saliese en defensa de la chica. Pensémoslo, es realmente extraño. De cualquier modo esa carencia de apoyo que sufre Sarah ayuda a crear un ambiente sórdido y desagradable, al igual que ciertos momentos dramáticos de conseguida atmósfera, que siempre tienen su atractivo. Por eso, regular.