A partir del primer instante ya me veía venir que lo que iba a presenciar iba a ser una auténtica catástrofe audiovisual. El plano de ese camión, imponente y mastodóntico, junto a la irrupción de la banda sonora (palabras mayores) hacían presagiar la tragedia. No es que fuera sutileza lo que yo pedía, pero las formas que se adoptan para remarcar elementos demasiado obvios pasan a ser una tortura involuntaria desde demasiado pronto (le damos una presunción de inocencia al inefable Jose Antonio, alegando que lo que pretendía era dar un entretenimiento simplificado al espectador y que no se trata de falta de talento, pero el argumento se nos viene abajo al presenciar las bochornosas escenas de pelea).

El gusto por la escenificación de una violencia grotesca y sin sentido, así como el desacertado criterio para incorporar el ya de por sí atroz acompañamiento musical corroboran que el visualizado de 'Goma-2' es una experiencia mucho más horrorosa de lo que os podáis imaginar. Creo que el hecho de que las actuaciones, deshumanizadas y simiescas, unido al infame redoblaje a nuestra propia lengua, me hicieran agradecer por primera vez que una película no tuviera demasiado diálogo, ejerce de argumento lo suficientemente gráfico como para disuadir a cualquier pobre insensato de ponerse frente a este esperpento.