Me voy acercando al final de la serie y, al mismo tiempo, al que dicen que es el desenlace de la historia, la quinta película, pero antes de todo eso tenemos «Lum la inmortal». Este cuarto largometraje contiene ideas preciosas y su animación es excelente, pero no sé si será la peli o seré yo, pero el caso es que no he me enterado de casi nada.

Al parecer la ciudad de Tomobiki cobra vida propia a raíz de la muerte de un cerezo de la familia Mendo, pero esto no es más que un poco trabajado leit motiv para incurrir en mil y una fantasías y sueños de los distintos personajes. De nuevo Ataru Moroboshi anda desaparecido, lo que confirma que este chico no tiene mundo interior ni tampoco química romántica con Lum, y serán los coprotagonistas habituales quienes soporten el peso de una trama enigmática pero dispar, dejada a la libre interpretación. De entre todos ellos, Suutaru Mendo vuelve a demostrar lo mucho que vale, con unos sentimientos hacia Lum que, no sé vosotros, pero en mi opinión se ven mucho más sinceros y reales que los de «el idiota» de Ataru. Y a mí esto me ha dado que pensar.

Otras películas o capítulos de «Urusei Yatsura» me han producido asco, nostalgia o incluso cierta amargura, pero «Lum la inmortal» me ha entristecido como ninguna otra por la autoinflingida infelicidad de todos los personajes. Igual que Lum se empeña en la infelicidad de amar a un «miserable» como Ataru, el resto de chicos se obcecan en un amor imposible hacia la chica de sus sueños que nos les hace ni puñetero caso. Gafitas, de hecho, asegura que «habíamos prometido amar solamente a Lamu»... y yo me pregunto: ¿acaso no es hora de que estos chicos sepan desprenderse de ese sentimiento, renunciar a esa pasión amorosa de su juventud? Es muy cruel decir lo que voy a decir pero es que «Lum la inmortal» me ha transmitido la triste sensación de que la vida de Mendo, Gafitas y el resto de amigos sería mucho más feliz si no conocieran a Lum, del mismo modo que Lum sería mucho más feliz si no conociese a Ataru. Porque empeñarse en un sentimiento no correspondido, en un amor imposible que no es dulce sino amargo, solo te lleva a la tristeza y a la frustración, y en el camino dejas atrás, y esto es lo más triste, a personas, emociones, vivencias que te enriquecen y que quizá supongan tu auténtica felicidad.

Así que, por favor, Mendo: olvídate de Lum de una santa vez, que nunca te va a amar y nunca te va a hacer tan feliz como Shinobu.

De verdad, qué fastidio.