¿Cómo es posible que Spielberg hiciera esta porquería apenas unos años después de «Parque Jurásico»? Hay cosas que me cuesta entender. De entre ellas, hay una en concreto que es incomprensible: ¿por qué estos efectos especiales son inferiores a los de la primera, siendo más modernos? ¡Es de locos!

Loco también tuvo que estar el guionista, y el director, y hasta Jeff Goldblum por aceptar repetir su maravilloso personaje de Ian Malcolm en esta secuela inaudita. ¿Qué sucedió aquí? Se ficha también a Julianne Moore, muy pelirroja y muy joven, y a otros más que terminarán muriendo por imperativo de la historia, cuyo fin último es que haya mucha masilla para que el Tiranosaurio Rex se los coma bien comidos. Por eso hacen tantas estupideces todos los personajes, desde Ian hasta el abogado que quiere sacar dinero del invento, pasando por todos los secundarios que no dicen palabra y no saben cómo emplear una de las muchas armas que tienen. De verdad, coméoslos y que nos dejen en paz.

Por supuesto, ya no hay debate ético/científico y, de hecho, no hay nada detrás de esta barata secuela sin fuerza ni empeño. Perdida por completo.