25 de noviembre de 2005
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título puede sonar a comedia adolescente made in USA, pero se trata de la última peli del kurdo iraqí Hiner Saleem, en la que nos cuenta la vida (por llamarlo de alguna manera, porque eso no es vida ni es ná) de los kurdos de Armenia, centrándose en una pandilla de muertos de asco que sobreviven en un pueblecillo del Cáucaso sin perder la esperanza de que algún familiar emigrado les mande algo de dinero, mientras van vendiendo los últimos muebles de sus casas y hablan con las lápidas y las fotografías de los familiares muertos.
Vendedores ambulantes que no saben regatear, camareras de chiringuitos de vodka en cuyas terrazas nunca toca el sol, prostitutas sin vocación y perdedores de todos los estilos intentan mantener la dignidad entre la nieve (porque, por si la pobreza y la soledad no fuesen suficientemente tristes, encima hace un frío del carajo)...
Vamos, que en cierta manera es como Los Lunes al Sol pero en exótico y por tanto menos aburrido. Además, la fotografía es bonita y el ritmo pausado, con pocos diálogos, pero de vez en cuando hay algún toque de humor y al menos nadie se suicida.
Y el espectador sale del cine con la piel de gallina, con algún remordimiento de conciencia pero dando gracias por haber nacido en un país en el que somos capaces de gastarnos el equivalente de la pensión mensual del prota en una entrada de cine.
Nota: notable.
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