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España España · Zaragoza
Voto de Fausto:
10
Cine negro. Intriga. Drama En Estados Unidos, durante la Gran Depresión, un vagabundo llega a un restaurante situado en una carretera secundaria. El dueño le ofrece un trabajo, pero él lo rechaza. Sin embargo, cuando ve a la mujer del propietario, el forastero decide quedarse. (FILMAFFINITY)
3 de octubre de 2007
40 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá no sea la mejor película en la extensa y brillante carrera de Jack Nicholson. Es posible que haya muchas actrices mejores que Jessica Lange (y más guapas). E incluso estoy seguro de que no es el tipo de película que más entretiene (yo soy más de thrillers, películas policiacas, cine negro, etc...).

Pero hay una cosa clara. Tan clara como que Dios existe y que el Barcelona juega muy bien al fútbol: la QUÍMICA que desprenden Nicholson y Jessica Lange en esta película es brutal. Es algo que se palpa en el ambiente, casi físico. En mi opinión no ha habido (ni posiblemente habrá) en toda la historia del cine unas miradas, unas expresiones, un lenguaje corporal tan apasionado y vibrante como el de los protagonistas de esta película.

El argumento es lo de menos. Sí, Nicholson es un hombre que vaga por una carretera y va a dar a un hostal. Sí, Jessica Lange es la mujer del inocente hostelero. Y efectivamente, se nota que entre ellos va a haber mucho más que una relación laboral desde el primer momento. Pero ¿a quién le importa el argumento?

Insisto una vez más: la interpretación de ambos es ESPECTACULAR. La famosa escena de la cocina bueno, está ahí aunque no soy muy partidario de "sexualizar" las películas (las buenas nunca lo han necesitado). Sin embargo no es ella la que capta la atención del espectador, la que te atrae desde el primer momento, la que te hace sentirte en la piel de ambos con cada mirada, con cada gesto, con cada situación...

Hay un momento que para mí es un clásico. Concretamente la escena en la que él le pregunta (con un palillo en la boca y pinta de mecánico sudado y sucio) si es griega, sólo para darle conversación.

Ella se gira, con una pose tan sensual que derretiría todo el hielo de la Antártida y, con ese pelo rubio alborotado y esa mirada chula, desafiante, inmensamente atractiva, le responde retadora y exuberante: ¿Le parezco a usted griega?... Tan arrollador que hasta el mismísimo Nicholson se ve obligado a bajar la cabeza en señal de sumisión, como diciendo: "me desarmas...".

En resumen: sólo por la interpretación de ambos es absolutamente IM - PRES - CIN - DI - BLE!!
Fausto
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