De nuevo, Mick Garris, como creador de la serie, da ejemplo y dirige una basura de episodio basado en un relato de Clive Barker.

Esto va de un tipo que se mete en una residencia para escribir y estar un poco aislado del mundo, que tanto ruido da grima. Pero resulta que en la casa hay una especie de embrujo o algo así, y todo el santo día se le está apareciendo al pobre hombre una tía que al mirar no está ahí. Encima, la guarrilla va desnuda, y el tipo se obsesiona, la persigue y siempre se estampa contra la misma pared. Por si fuera poco, los demás residentes son una panda de freaks de mucho cuidado que le tienen calado al tipo, son unos siniestros y sólo uno parece normal. Bien, si cambiamos a la chica por una rata, tenemos "Dreams on the witch house" de H. P. Lovecraft, que ya fue adaptado por Stuart Gordon en la primera temporada de la serie, así que vaya cagada, señores.

Después se va desmarcando del mencionado relato, para transformarse en un episodio de "Buffy, la caza vampiros", empezando por el maquillaje del monstruo*, que más rancio, imposible, y siguiendo por la cutre investigación y su caza. Añadimos al doctor Emett Brown que se hizo escritor porque el condensador de fluzo ya había pasado de moda, algún susto efectista así guay, un tramo final más insultante** que el final de "Dead or Alive" (porque este era un descojone padre), mezclamos, y ya está, "Valerie on the stairs" listo para servir.

Algún momento interesantito, sobretodo por los ridículos sustos efectistas y momentos gore, y poco más, porque entre flashbacks y la penosa banda sonora que parece sacada de "Embrujadas" echan para atrás a cualquiera. Al menos no aburre demasiado y trata de contar algo...