Hoy en día, son muchas ya las películas de culto freak que pululan por el mundo cinematográfico, desde las del ya mítico Ed Wood (que servidor aun no ha tenido ocasión de ver, y aun sigue en modo penitente con cuatro libros sobre la grandeza de Ed Wood sostenidos en cada mano y de cara a la pared), hasta las de las distribuidoras de caspa tipo Troma o Hammer, pasando por engendros que nos han regalado en nuestro propio país tales como "Karate a muerte en Torremolinos" o "La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos".
Sin embargo, y pese a que algunas de ellas eran del todo cutres y copiaban sin ningún tipo de pudor elementos de otras obras a modo de guiño, servidor nunca había visto tanto desparpajo, cara y poca vergüenza en el momento de añadir señas complacientes para el espectador más freak.

Y es que, tras "Turkish star wars" contemplamos un reguero de elementos que muchos directores ya quisieran actualmente para sus obras cumbre, o sino, ya me dirán como de lujo le vendrían esas coreografías al señor John Woo para que nos deleitase con más obras de culto tipo "Cara a cara" o "Misión imposible 2", o esos intérpretes con una cara de palo que espanta al buenazo de Garci para que nos siguiese ofreciendo grandes trabajos maestros repletos de holgura y calado, o esas imágenes procedentes de un descarado corta&pega al mamón de George Lucas para que rememorase las excelentes y anteriores entregas de "Star wars" y se dejase de patochadas marcianas, o esos cutre-decorados de cartón-piedra al genial Uwe Boll para lograr más disimulados saltos de trampolín en moto y otorgarnos otro puñado de joyas tales como "House of the dead" o "Alone in the dark".
Que sí, que la desfachatez es máxima pero, sinceramente, a mi las risas no me las quitó nadie. Otro gran ejemplo de, como con descaro, realizar freakeces (la terminación en heces se la reservo para antonio) que recorran medio mundo.