Las innatas cualidades para la comedia elegante y romántica y los extraordinarios resultados obtenidos en dicho género por parte de Rock Hudson deberían ser muy tenidos en cuenta por aquellos críticos que yo llamo "de verdad" capaces de negar el pan y la sal a este actorazo pero, eso sí, ávidos de carnaza por todo lo que se refiera a la sexualidad del pobre Rock.
En los primeros puestos de este género exquisito, tremendamente divertido y romántico, siempre hallaremos tres indudables obras maestras protagonizadas por el excelente actor: "Confidencias a medianoche", "Pijama para dos" y "Su juego favorito". Muy cerca de ellas andaría "No me mandes flores" y un par de peldaños más abajo se situaría "Cuando llegue septiembre". Es ésta una buena película con Hudson en estado de gracia y Walter Slezak bordando su papel de mayordomo sinvergüenza y embrollador. Cuenta con espléndidos momentos como el baile a lo loco de Hudson, el posterior baile tranquilo con sermón incluido a cada una de las chicas y la borrachera general a base de cognac que deja al bando de los hombres tirados por el suelo.
No alcanza el nivel de las otras cuatro películas citadas anteriormente por varios factores: no está Doris Day, y la rubia pizpireta con sus miradas fulminantes y su rostro encendido supera claramente a Gina Lollobrigida, extraordinariamente bella, pero que aporta mucha menos comicidad con sus aspavientos a la italiana. No está Tony Randall ni Thelma Ritter ¡qué vamos a decir de ellos! Por otro lado, la historia se alarga en demasía y copia (aunque lo hace bien) de otros grandes clásicos de la comedia americana. Y, de todas formas ¡qué diantre! estar toda la película JA, JA, JA, JE, JE, JE, JO, JO, JO... sólo pueden lograrlo una decena de películas en la historia. Y, en la comedia romántica, pues lo dicho, cuatro o cinco. No más.