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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
5
Drama Stella, una chica de familia humilde, se casa con el adinerado Steve. Al poco tiempo, tienen una hija y todo parece ir bien, pero las grandes diferencias de educación harán mella en su matrimonio. (FILMAFFINITY)
30 de diciembre de 2014
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película cohabitan dos tonos, dos miradas o versiones, muy opuestas y contradictorias; por un lado tenemos al vecino gorrón, borracho y sucio que canta, malencarado, las verdades del barquero, que denuncia y se queja ante la intrínseca fealdad de las cosas; por el otro, a un angelito de alas sonrosadas y rubios rizos de oro, un querubín tierno y juguetón que nos adormece con su nana tranquilizadora y feliz.
El primero dice que esto es una sátira feroz (o un melodrama cargante y repelente), un descompuesto de majaderos y necios, de gente mala y sin escrúpulos; veamos: tenemos a la madre, una arribista desaprensiva, zafia y vulgar que, una vez cazada la pieza, se dedica a despilfarrar, emborracharse y ponerle los cuernos a su bobo marido (con un Neanderthal infantil, cutre y gritón) hasta que este se cansa y se larga como alma que lleva el diablo, vejado y ofendido. Bueno, pues este buen hombre es un petimetre cursi y almibarado, un tonto a las tres melifluo que empata con una tal Mrs. Morrison, lleva un bigotito ridículo y, en el fondo, es frío y cruel como una hiena en huelga de hambre, esperando la ocasión para abandonar su careta hipócrita y lanzarse a la yugular de su horrible esposa. Finalmente, está la insufrible niña, cargante, mimada y trepa (como su madre), pija hasta decir basta, ñoña y pánfila, que no para hasta pescar (como su madre) a otro ricachón de espanto, uno que viene con saga y todo, Richard, de los Grosvenor de toda la vida, ni más ni menos.
El segundo también dice la suya. Que es un melodrama encantador, lleno de buenas personas que sufren pero se quieren muchísimo. Una madre de origen humilde enamora a un hombre de posibles (rico venido a menos, pero ya sabemos, la riqueza ni se pierde ni se olvida, se lleva en la sangre, más tarde o más temprano volverá, es como un imán, como un perrito sabiamente amaestrado que está deseando regresar a la casa del amo que tan bien le cuidó) gracias a su buenas artes y virtudes, su espontaneidad y encanto natural. Se casan, disputan, se separan, y ella se entrega a la castidad (nada de cutres amantes o bajezas tales como el sexo ocasional, qué va, ella es pura y verdadera) y el cuidado de su hija. Solo tiene un "amigo", al que ayuda meramente, debido a su esencial generosidad. Ella es humilde, comprensiva y sensible. Y, sobre todo, una maestra suma en el delicado arte de la renuncia. Todo por la hija es su lema y divisa. La hija es un alma pura que solo piensa en el bien de todos y no le importa nada más que el amor de su madre.
Otros: Munn, amigo gañán o alma de cántaro. Morrison, arpía de cuidado que sabe latín o señora sabia y bellamente armoniosa.
Estos dos habitantes en esta casa de putas que es Hollywood se llevan como el perro y el gato en esta historia. Comienza dominando el vecino grosero durante las primeras escenas, prima la ordinariez de la madre. Pero en la parte final es el ser alado el que canta ayudado de un arpa y un coro celestial, y nos habla de amores infinitos, sacrificios volcánicos y gestas sentimentales. A veces se cruzan las dos voces, la desgarrada y alcohólica con la melodiosa y soñadora, la cruda verdad con la sensiblera leyenda épica, y no entendemos nada, otras choca una convivencia tan dispar y alborotada, pero en general la cosa va bien, su guerra es dulce, fluye con levedad y oficio, a buen ritmo. Chirría y cruje por momentos, la carcoma asoma, y la vajilla de plata parece que se oxida, pero cumple lo acordado y se va con los gastos pagados y la conciencia limpia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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