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Voto de Ferdydurke:
1
5,2
10.203
Thriller
Bobby Rayburn lo ha sido todo en el béisbol. En el ocaso de su carrera consigue un gran contrato para volver a los San Francisco Giants, el equipo de su ciudad natal. Uno de sus seguidores, Gil Renard, consigue olvidar sus problemas personales (una exmujer que le odia, un hijo que le teme y un trabajo que está a punto de perder) gracias a su obsesión por el béisbol. Tanto es así que está dispuesto a hacer lo que sea para que Rayburn ... [+]
23 de agosto de 2022
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Totalmente inverosímil, increíblemente forzada y terriblemente subrayada. Tontería, sentimentalismo, simpleza. Tópicos, morbo, truculencia. Muy lamentable. Mala casi en cada plano. Creo que solo me gusta algo la pinta de De Niro, sus trajes, sus colores, ese algo que siempre de especial tiene, lo demás a la basura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Un día de furia.
La muerte de Primo es inenarrable, el secuestro del chaval, acojonante, todo es una amalgama nefanda de lugares comunes gordos. Y la visión del béisbol es tan estrepitosa como chapucera, ridícula. Y la psicología de los personajes, charcutera, grosera, también espantosa la utilización sensiblera demente del hijo. O las conversaciones entre Barkin y Leguizamo, vaya par de majaderos por el ayuntamiento puestos, bultos sospechosos.
Un tipo de cuarenta millones, nos lo repiten como quinientas veces, y no sabe ni el número que se va a poner o le van a dejar, como si estuvieran en el patio del colegio y no en uno de los deportes más profesionalizados que hay. En fin, un desastre.
La muerte de Primo es inenarrable, el secuestro del chaval, acojonante, todo es una amalgama nefanda de lugares comunes gordos. Y la visión del béisbol es tan estrepitosa como chapucera, ridícula. Y la psicología de los personajes, charcutera, grosera, también espantosa la utilización sensiblera demente del hijo. O las conversaciones entre Barkin y Leguizamo, vaya par de majaderos por el ayuntamiento puestos, bultos sospechosos.
Un tipo de cuarenta millones, nos lo repiten como quinientas veces, y no sabe ni el número que se va a poner o le van a dejar, como si estuvieran en el patio del colegio y no en uno de los deportes más profesionalizados que hay. En fin, un desastre.