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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
6
Drama Año 1864. Durante la guerra civil norteamericana, la tranquilidad de una escuela femenina de Virginia donde sólo viven mujeres se ve alterada con la llegada de un apuesto soldado yanqui herido... Remake de "El seductor", dirigida por Don Siegel y protagonizada por Clint Eastwood. (FILMAFFINITY)
23 de septiembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El seductor. El yanqui. Distracciones. Deseos humanos. Suspiria.
Cuento de terror macabro con bosque encantado, mucha caperucita roja perversa, una madrastra muy mala, cenicienta desarmada, frutos silvestres ponzoñosos y un príncipe que puede ser perfectísimamente un repulsivo sapo si le miras con un mínimo detalle el diente.
Sentido del humor. Todo el rato. Que claro, no hace mucho de reír, por eso es tan bueno. Al principio toma la forma de la retranca, sutil, simpática, cachonda, después se oscurece y es ya feroz sarcasmo, gótico estrambote.
Se trata de encapsular al vacío un instinto primario, uno de los más poderosos, sí, ese, el animal y carnal, ansia viva de jodienda, de rodearlo, recrearlo, cercarlo, olisquearlo, observarlo, toquetearlo, ver qué es capaz de hacer si lo dejas solo y le das rienda suelta, con tiento al principio y después más libremente le vas quitando el velo, todo lo que intenta sojuzgarlo, para finalmente arrastrarlo por el suelo, como un gorrino chapoteando.
Pues eso. Y peor todavía me lo pones, es el femenino, qué miedo, ese que tiene, se supone, muchas más capas, que solía estar más escondido o disimulado, reprimido, ahora ya no tanto, o seguramente de otra manera, mucho nos importa.
Las convenciones sociales, las formas, la cortesía, la educación, ese entramado ceremonial, todo eso que somete el verdadero deseo que siempre está a punto, aunque nunca lo haga del todo, o no como prometía al principio, o ni siquiera un poco, de hacer explotar todo por los aires y llevárselo por delante.
La película tiene gracia, es malévola, exagerada, simbólica, y tiene un punto kamikaze al estar hecha en los tiempos actuales, viva Sofía, ya que es sorprendente que una mujer se atreva a levantar un proyecto así, remake de un clásico potente y oscuro de los setenta, más poderoso, rico y brutal que este, que tiende más a lo tenue, esteticista, pictórico, lánguido, Sofía es así, más de dejarse caer en la belleza, que puede ser, para algunos, tildado de misógino en una época de increíble puritanismo, viva la reina victoria, la nuestra, salvaje hipocresía, me too y cazas de brujos, ese empeño obsesivo por victimizar a las mujeres y convertirlas en simples objetos sufrientes sin arte ni parte, debilitarlas, estabularlas, reducirlas a escombros, a un simple tópico lastimero, todo lo que esta obra se niega en redondo a aceptar, cuestiona radicalmente, aquí se la muestra activa, fuerte, capaz de todo, interesada, de lo mejor y de lo peor, de la generosidad y de la máxima crueldad, no muy inocente y atontada precisamente, y, por supuesto, que tiene al hombre como objetivo, comezón, centro de atención, como un ser con el que completarse, satisfacerse, sacar provecho, hacer una vida o simplemente desahogarse genitalmente, alguien indispensable, imprescindible, sin el que la vida no tiene sentido o es un infierno, y no es por la época aquí en cuestión, ya que esta película es pura y esquinada abstracción, reflexión transformada en mito, arquetipo, el contexto solo cambia la forma, no el fondo o el sentido de la mirada y lo que se cuenta, de hecho, se trasciende a los sexos, lo cual se puede ver en ese final que puede valer para casi todo, de cómo todo vuelve a su ser, tras la tormenta el reposo, y el responso, el orden, siempre en frágil equilibrio, se restaura y la vida continúa, atada, caótica, implacable, fúnebre, felizmente trágica, en fin, que esta historia supondría todo lo que ahora se niega o retuerce hasta el paroxismo, muy de mala manera, pero bueno, hasta las dictaduras más apabullantes o las ideologías más represivas necesitan eso que se suele llamar disidencia controlada, contradicciones que las alimenten y las hagan más fuertes y arteras, también certeras, cuando algo se ha impuesto de manera tan totalitaria y está tan regado de dinero, que es lo mismo, las posibles grietas o desajustes del sistema quedan completamente desangeladas y asumidas o asimiladas por este, hasta se entienden o pasan por más de lo mismo, el público está rendido, nadie quiere quedar fuera de juego, el rey va muy vestido, yo también lo digo.
La película está bien hecha, dirigida, interpretada y fotografiada, un todo hermoso.
Es una visión fría y elegante, distante y metálica de aquella otra del Eastwood verdadero haciendo de las suyas, el pobre Farrell palidece en la comparación, aunque en este caso el hombre es la excusa, el macguffin, el motivo, para retratar un mundo/universo de mujeres encerradas como las de la gran Bernarda con sus deseos, intereses y luchas a muerte de poder y control.
Se podría decir, por finalizar, que el hombre representa la banalidad, la picaresca y la estupidez, es un ser sin identidad ni moral, se adapta a las circunstancias adversas que le han tocado en suerte y peca de torpeza e ignorancia, infravalora a las mujeres, las cree más tontas, se deja llevar por las apariencias, por la comedia de ellas, piensa que son buenas y débiles, fácilmente manejables, que las puede torear, no se de cuenta de que en el juego del amor, caza mayor, ellas son más fuertes y listas, seguramente, la mayoría de las veces, eso parece, la mujer por otro lado, sería la falsedad, la perversión y el ansia de dominio.
Finalmente no ha pasado nada, la vida seguirá su curso como hasta ahora. El polvo al polvo y el vivo al bollo, y el huerto crece con sus flores tan ricamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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