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Voto de Ferdydurke:
4
6,5
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Drama
Dos profesores, preocupados por dar una formación sexual adecuada a sus alumnos, deciden que una pareja de jóvenes estudiantes enamorados será el objetivo perfecto de sus experimentos. (FILMAFFINITY)
14 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El beso que mata. Pecho provocativo. La (eres preciosa) princesa y el trovador. Parece española. El lago.
Demasiado didáctica (por momentos la maestra pareciera que está leyendo, a muy mala idea, líneas extraídas de cualquier chungo libro o texto manual de sexual pedagogía, un poco triste, todo, eso), pánfila (la mirada ternurista lírica peca demasiadas veces de cursi o angelical cargante) y también tremendista (tiende hacia el melodramón desaforado disparatado o hacia la tragedia trapera en vena de mala manera) y maniquea (excesivamente contrastados los pareceres, personajes, opiniones, discursos o posturas ante la vida y el cuerpo).
Es tierna y bonita, sin duda, y muy básica y simple y forzada y tontorrona. Ella tiene los ojos como platos muy grandes y guapos y hacen buena pareja lo mismo que los maestros o parecido que las brujas de cuento miedo, pero en general la historia anda muy a ras de suelo, gallinácea, y en vez de optar por el sano sentido del humor que hay mucho más en la mejor primera parte, prefiere elegir el dramón y la agonía que me muero un poco de manera escandalosa, escándalo, esto es un escándalo.
Lo paradójico o gracioso, así es todo, es que el discurso de la profesora, las mejores intenciones, que en su momento sería o era considerado la mar de aperturista o revolucionario, progresista, avanzado, moderno, izquierdoso suponemos y hasta altamente peligroso por subversivo, contranatura, contradiós y lo que te rondaré, morena, ahora se tendría por fascista, machista, troglodita, patriarcal, racista, elegetefóbico horroroso o solo hace falta fijarse en la escena en la que la maestra explica que es muy malo para los jóvenes que los chicos hagan de chicas en las obras de teatro o representaciones porque les puede afectar a su identidad, llegar a confundir o trastornar (parece evidente que se refiere o habla del miedo pánico a la jodida homosexualidad, a abrir la puerta del infierno del travestismo, por ahí se cuela el diablo, no vaya a ser que se acaben liando con la cambiante acera y se resbalen, claro, vade retro, lo que nos faltaba, viciosos, como monos, y además maricones, para salir corriendo), es decir, los amigos de tus amigas no son mis amigos, donde digo córcholis, luego me cago en todo, o de cómo la moral es de usar y tirar, quita y pon, la que hoy triunfa y se tiene por el no va más, tan in, mañana mismo a no tardar será reaccionaria, muy out, cavernaria, ridícula, ilegal, criminal y censurable, así estamos, así somos, tengo unos principios y muchos otros, compro y vendo, también los subasto y a veces los regalo, soy generoso, pero siempre lo que diga padre, el estado, el gobierno, las instituciones y organismos que velan por nosotros, los periódicos, los expertos, la tele, sancta sanctorum.
Demasiado didáctica (por momentos la maestra pareciera que está leyendo, a muy mala idea, líneas extraídas de cualquier chungo libro o texto manual de sexual pedagogía, un poco triste, todo, eso), pánfila (la mirada ternurista lírica peca demasiadas veces de cursi o angelical cargante) y también tremendista (tiende hacia el melodramón desaforado disparatado o hacia la tragedia trapera en vena de mala manera) y maniquea (excesivamente contrastados los pareceres, personajes, opiniones, discursos o posturas ante la vida y el cuerpo).
Es tierna y bonita, sin duda, y muy básica y simple y forzada y tontorrona. Ella tiene los ojos como platos muy grandes y guapos y hacen buena pareja lo mismo que los maestros o parecido que las brujas de cuento miedo, pero en general la historia anda muy a ras de suelo, gallinácea, y en vez de optar por el sano sentido del humor que hay mucho más en la mejor primera parte, prefiere elegir el dramón y la agonía que me muero un poco de manera escandalosa, escándalo, esto es un escándalo.
Lo paradójico o gracioso, así es todo, es que el discurso de la profesora, las mejores intenciones, que en su momento sería o era considerado la mar de aperturista o revolucionario, progresista, avanzado, moderno, izquierdoso suponemos y hasta altamente peligroso por subversivo, contranatura, contradiós y lo que te rondaré, morena, ahora se tendría por fascista, machista, troglodita, patriarcal, racista, elegetefóbico horroroso o solo hace falta fijarse en la escena en la que la maestra explica que es muy malo para los jóvenes que los chicos hagan de chicas en las obras de teatro o representaciones porque les puede afectar a su identidad, llegar a confundir o trastornar (parece evidente que se refiere o habla del miedo pánico a la jodida homosexualidad, a abrir la puerta del infierno del travestismo, por ahí se cuela el diablo, no vaya a ser que se acaben liando con la cambiante acera y se resbalen, claro, vade retro, lo que nos faltaba, viciosos, como monos, y además maricones, para salir corriendo), es decir, los amigos de tus amigas no son mis amigos, donde digo córcholis, luego me cago en todo, o de cómo la moral es de usar y tirar, quita y pon, la que hoy triunfa y se tiene por el no va más, tan in, mañana mismo a no tardar será reaccionaria, muy out, cavernaria, ridícula, ilegal, criminal y censurable, así estamos, así somos, tengo unos principios y muchos otros, compro y vendo, también los subasto y a veces los regalo, soy generoso, pero siempre lo que diga padre, el estado, el gobierno, las instituciones y organismos que velan por nosotros, los periódicos, los expertos, la tele, sancta sanctorum.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Menos mal que nos la resucitan in extremis a la pobre a punto de pasar al otro lado, a punto de pitar el final del partido el árbitro comprado pleonasmo, ya que la cosa se les había ido completamente de las manos, desmadre, con la ignominiosa rima redundancia del chapuzón y la muerta tan blanca aguada romántica, no somos nada, el epílogo está precioso, lo inmediatamente anterior es más bien espantoso y la película en general como tal es floja, de chichinabo, ternera, deja que desear un rato, sosa, roma, un poco triste tétrica, lo hacía o hizo mejor, por ejemplo, nuestro querido Summers en su historia rosa y esta pareciera el precedente, en comparación casi templada o timorata, de la de Ray y Dean tan histérica o hasta de la de los poetas muertos aquella con Keating aquí de señora, ¿no hablábamos de reinonas? (por cierto, las que mandan son ellas, matriarcado, para que luego digan esta boca es mía, terrorífico, huya, las brujas de Eastwick que más quisieran y las de Zugarramurdi si a ello nos pusiéramos tanto envidian).
La Iglesia y el pecado, el tormento y el éxtasis, la sección femenina y las maniobras acampadas colonias merendolas del frente de juventudes, el beso y la nada, el fuego y la palabra, estoy mojada.
El mejor momento de la película, amarcord, es cuando los colegas hienas se ríen en la cara de su más que un ocho chulo compañero cuando este es plantado toreado de mala manera en vivo y en directo por la andoba to güena de conducta digamos que un tanto algo ligera, disuelta, entrópica.
La Iglesia y el pecado, el tormento y el éxtasis, la sección femenina y las maniobras acampadas colonias merendolas del frente de juventudes, el beso y la nada, el fuego y la palabra, estoy mojada.
El mejor momento de la película, amarcord, es cuando los colegas hienas se ríen en la cara de su más que un ocho chulo compañero cuando este es plantado toreado de mala manera en vivo y en directo por la andoba to güena de conducta digamos que un tanto algo ligera, disuelta, entrópica.